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MELANI

Siento los cálidos brazos de Will rodeándome, y estallo a llorar. Acto seguido, sin tiempo ni siquiera de despedirnos, se llevan a Tyler.

- ¿Qué te han hecho? ¿Estás bien? - digo cogiendo suavemente su rostro con mis manos. Él no dice nada, simplemente sonríe.

- Te he echado de menos. - dice abrazándome. Lo abrazo de vuelta y noto como su respiración se acelera.

- No quiero separarme de ti nunca más Will. Nunca más. - digo cogiéndole por los hombros delicadamente ya que uno de ellos está vendado y mirándole a los ojos. Él asiente y seca mis lágrimas.

- Ni yo Melani. - dice acariciando mi mejilla e inclinándose lentamente para besarme. Noto su calor inundando mi cuerpo entero y me renueva entera. Me separo de él sonriendo y vuelvo a insistir.

- ¿Estás bien? -

- Todavía no estoy recuperado totalmente, pero si que es verdad que me han curado la herida y me han aliviado mucho el dolor. - suspiro aliviada de algún modo. No pensaba que lo habrían tratado tan bien dadas las circunstancias.

Nos quedamos en silencio.

- No entiendo nada Will. ¿Qué pasa con Tyler? -

- ¿Tyler no te lo ha explicado? - niego con la cabeza. - Entonces mereces una clara explicación. - dice arrastrándose hasta llegar a apoyarse en la pared. Me acerco a él y apoyo mi cabeza en sus piernas. Llevo mucho tiempo sin entender nada de lo que está pasando, y de alguna forma me crea curiosidad. 

- Hace algunos años, los padres de Tyler se separaron. El padre de Tyler no era la mejor persona del mundo que digamos y su madre ya estaba harta. Por eso decidió irse de casa y abandonar a Tyler.- hace una pausa pensando en como seguir.- Después de unos meses, su madre se casó con el rey del Distrito del Agua, ya que este justo se había quedado viudo. Al cabo de poco tiempo, tuvieron una hija, Stella, la hermanastra de Tyler. A Tyler nunca le importo que fuese hija de otro hombre, para él era la hermana que nunca había podido tener. Él la quería muchísimo y pasaba todas las tardes en el castillo cuidando de ella. Y eso no le hacía ninguna gracia al rey. Él intentaba aislar a su esposa de todo lo que tuviese relación con su antigua familia, y eso incluía a Tyler. Pero su hermana lo adoraba.- se queda un momento en silencio. - Hace dos años, con apenas 7 años, encontraron a Stella muerta en la playa. La habían ahogado mediante magia metiendo agua en sus pulmones hasta que ya no pudo respirar. -

Me quedo petrificada. ¿Cómo puede hacer alguien algo así?

- Culparon a Tyler. Fue él el que la encontró en la playa. El rey lo culpó. Su madre no hizo nada para evitarlo, no pudo, estaba destrozada y el rey tenía argumentos bastante solidos, pero falsos, como que la mató para vengar a su madre por abandonarlo o que así reclamaría el trono de alguna forma... tonterías. Se creyó lo que le dijo su marido y condenaron a Tyler. Él se escapó, y eso lo inculpó más, pero tampoco tuvo otra opción. - dice con una mueca de dolor casi a cada palabra que pronuncia.

- Pero, no entiendo nada... ¿cómo sabes que Tyler no fue culpable? - me interrumpe.

- Mi madre solía viajar mucho por su trabajo, era embajadora. Siempre solía irse sola a todos los destinos a los que le mandaban, pero la temporada que se fue al Distrito del Agua, cuando yo tenía 10, mi padre nos obligó, de alguna forma, a ir con ella. - suspira. - Las primeras semanas fueron horribles, no conocía a nadie. Fui al colegio, y nadie quiso ser mi amigo, venía de otro distrito, esa era la razón de todos mis problemas. Un día en el patio, un crio comenzó a pegarme, y Tyler fue el único que me defendió. Desde entonces nos hicimos mejores amigos.- dice sonriendo con tristeza.- Stella tenía tres años por ese entonces. A los dos años de estar allí, volvimos al Distrito del Aire. Seguí en contacto con Tyler, y cuando pasó lo de Stella, huyó al Distrito del Aire y mi madre lo acogió en nuestra casa, como si fuese un hijo más. Se quedó con nosotros hasta que tuvimos la edad suficiente para irnos a Viliendir.- termina de decir.

Nos quedamos en silencio. Ha sido demasiada información que procesar. 

- ¿Qué le pasará a Tyler?- pregunto en voz baja.

- No lo sé.- murmura Will. Me giro para mirarlo a la cara. Hace una mueca de dolor.

- Will, ¿estás bien?- pregunto preocupada. Le paso una mano por la frente. - Will, estás ardiendo. Tienes fiebre.- digo poniéndome de rodillas en frente suyo.

- No, Melani, estoy bien.- dice apartando la mirada.

- No lo estás.- le cojo la cara entre mis manos.- ¿Te han sacado la bala?- pregunto.

- N-no lo sé.- dice con una mueca de dolor.

- Déjame ver la herida.- digo con insistencia.

-Melani, déjalo, estoy bien.-

- Para, déjame ver la herida, en serio.- le pido. Él me mira. Se quita la camiseta y le retiro con cuidado la venda que le tapaba la herida.

Abro mucho los ojos al ver el estado de la herida. No le han sacado la bala y la herida se está infectando.

- Will, la herida se está infectando. Tenemos que buscar ayuda. - digo más preocupada aún.

- Melani, no será para tanto.- dice. Me quedo en silencio sin estar muy de acuerdo. Le vuelvo a poner la venda y se vuelve a poner la camiseta. 

Apoya la cabeza en mi hombro y cierra los ojos. Yo le acaricio el pelo suavemente hasta que su respiración se calma. Se ha quedado dormido. 

Me quedo pensando en dónde estará Ámbar, incluso en si estará viva y en si seremos capaces de salir de esta. 

Ámbar y MelaniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora