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ÁMBAR

- Vais a tener que hablar algún día.- dice Melani. Pongo los ojos en blanco.

Estamos sentadas en el tejado de la casa comiendo galletas. Hace ya seis días que corté con Tyler, no nos hemos dirigido la palabra desde entonces.

- Yo estoy perfectamente así.- respondo. Melani suspira.

- Pues yo no. ¡No podéis ni estar en la misma habitación! Es exasperante.- resopla.- Y tú sabes que te quiero, pero hay que admitir que estás muy borde con él.- musita bajando la voz a cada palabra. Aprieto la mandíbula, pero no respondo.- No estás siendo justa. Esto es culpa de los dos. Deberíais hablar.-

- Ya, el problema es que no quiero hablar con él.- digo secamente partiendo una galleta en dos. Melani suspira, la conozco lo suficiente como para saber que está perdiendo los nervios. Se queda en silencio, como si sopesara en decirme que piensa o no.

- Ámbar, Tyler está fatal, y a ti apenas te importa o te afecta, no lo entiendo.-

Me miro las manos.

- Porque no me importa.- musito entre dientes. Me mira un momento y niega con la cabeza, antes de levantarse.

- Me voy. - ...a buscar a Will. Termino la frase en mi mente.

Se va por la misma ventana por la que hemos llegado al tejado. Yo me quedo mirando al horizonte y terminándome las galletas.

Veo a Fawkes que viene volando en mi dirección. Es muchísimo más grande con las alas extendidas. Aterriza a mi lado. Grazna, sacude la cabeza y me mira orgulloso. Tiene un ratón muerto en el pico. Hago una mueca de asco.

- Que aproveche.- le digo. Empieza a comerse su desayuno, aunque más que comer se lo traga. Le acaricio la cabeza, vuelve a graznar y se va volando. Me quedo un buen rato sola. No tengo ganas de ver a nadie, de hablar con nadie. 

Al rato me levanto con cuidado y entro a la casa por la ventana. Estoy como cinco minutos dando vueltas hasta que encuentro el despacho de la casa.

La casa es del padre de Jack, y es enorme no, lo siguiente. Por lo visto es un empresario o yo que sé que vainas y es muy rico. Ahora mismo no tiene ni pajolera idea de que estamos aquí, pero según Jack, ya no viene a esta casa.

Abro la puerta del despacho. Lo llaman despacho, pero a mi me parece más una biblioteca que otra cosa. Es una habitación muy grande con las paredes revestidas de estanterías y un escritorio inmenso de madera al otro lado de la sala. Justo al entrar a ambos lados hay dos butacas de cuero separadas por una mesita bajera de cristal.

Me acerco a la primera estantería situada a la izquierda y cojo el libro que me empecé a leer ayer. Sin nada mejor que hacer, me tiro en una de las butacas y continuo con la historia. 

Unos capítulos más tarde, alguien abre la puerta con demasiado entusiasmo. Asher entra, me mira sorprendido y me saluda con la mano. Hago como que no lo he visto y vuelvo a mi lectura. 

Por lo visto no entiende muy bien el echo de que me moleste su presencia, porque anda hasta la butaca en frente mío y se deja caer.

-¡Ámbar! Por fin te encuentro.- resopla.

Asher es un chico que he conocido estos últimos seis días. Tiene el pelo más negro que mi futuro y los ojos verde claro.

- He estado aquí todo el tiempo.- respondo sin levantar la mirada. Se encoge de hombros.

- Le he preguntado a Melani donde estabas, y tu novio me ha mirado con una cara... Da miedo.- dice. Resoplo. 

- Primero, no es mi novio, y segundo, no te va a hacer nada.- pongo los ojos en blanco.

Ámbar y MelaniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora