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TYLER

No encuentro el botiquín por ninguna parte. Estoy en una sala contigua a la que estaba antes. Se supone que tiene que estar aquí, pero no. Siento que alguien me da un abrazo por la espalda y apoya su cabeza. Me doy la vuelta y veo a Ámbar. Me sonríe y se pone de puntillas para darme un beso. Después me vuelve a abrazar.

- ¿Pasa algo?- pregunto. Levanta la cabeza confusa.

- ¿Ya no te puedo ni abrazar?- pregunta entrecerrando los ojos. Sonrío.

- No, no es eso, pero es que hace un momento me estabas atacando con tu paleta micrófono y pegándome puñetazos.- remarco mientras le acaricio la mejilla con el pulgar.

- Eres tonto.- dice apoyando la cabeza en mi pecho.

- Yo también te quiero.- digo sonriendo. La envuelvo en mis brazos y nos quedamos un rato.- ¿Por qué has venido?- resopla.

- Will y Melani están teniendo su momento romántico y yo he venido a buscar el mío.- levanta la cabeza.- Pero el de mi momento romántico hace muchas preguntas.-

Agacho la cabeza y le doy un beso suave.

- Will se está desangrando y no encuentro el botiquín por ninguna parte. - digo preocupado.

- Pues vamos a buscarlo y se lo das...- asiento con la cabeza. Empezamos a buscar el botiquín.

Ámbar lo encuentra en dos minutos. Salimos de ahí y vemos a Melani y a Will en el ring.

A Will parece que le ha dejado de sangrar la nariz. Me acerco y le doy un pañuelo. Se limpia el resto de la sangre que le quedaba.

Decidimos ir a comer. Llegamos a la cocina. Mientras Ámbar empieza a preparar una pizza congelada, nosotros ponemos la mesa y nos sentamos.

Comemos entre risas y conversaciones absurdas. Cuando terminamos de recoger la mesa y todo, Ámbar dice que se va a echar una siesta porque está agotada, tampoco sé de que. Melani y Will se van a no se donde así que me quedo sólo. Decido ir a dar una vuelta por los despachos, Podría ser interesante.

Llego al que debería ser el despacho del director. Entro. Es un despacho enorme con un montón de ventanales que dan a un bosque. No entiendo lo de los ventanales porque estamos en una central subterránea, supuestamente. Me acerco a la mesa y me siento en la silla. Empiezo a ojear papeles. Encuentro un informe de hace poco más de una semana. Avisa de posibles ataques yezhees. Le doy la vuelta y hay un texto interminable que no me apetece leer.

De repente oigo un ruido parecido a alguien que da golpes a una puerta o una pared. Me levanto de la silla y miro a mi alrededor asustado. Proviene del armario del fondo del despacho. Me acerco despacio. Apoyo la oreja en en la estantería. Oigo otro golpe y unos sollozos. Frunzo el ceño.

- ¿Hay alguien ahí?- pregunto.

- No.- dice una voz femenina.

- A bien, entonces me voy.- digo

- No, vale, sí. Sácame de aquí por favor.- responde.

- ¿Cómo?-

Me doy cuenta de que la estantería son en realidad tres juntas. Agarro un estante de la del medio con las dos manos y tiro. Para mi sorpresa se abre.

Detrás hay una chica de la estatura de Ámbar, un poco más alta a lo mejor. Tiene el pelo negro muy largo y ondulado, ahora, manchado de cenizas. Sus ojos verdes da a entender que ha estado llorando. Lleva un vestido azul y blanco hecho jirones.

- ¿Hola?- pregunto sin saber muy bien que decir.

- ¿QUIÉN ERES?- grita de repente. Me tiene miedo.

- Mira, no sé de donde vienes ni que te ha pasado, pero te aseguro que no quiero hacerte daño.- digo intentando tranquilizarla.

- ¿Cómo sé que no mientes?- pregunta con desconfianza.

- Porque si no ya te habría hecho daño.-

- Eso es exactamente lo que diría un asesino en serie.- dice frunciendo el ceño.

- ¿Y qué quieres que te diga?- pregunto.

- Eso me vale. Soy Teresa.- dice sonriendo muy repentinamente.

- Yo soy Tyler.- musito.- Me suena tu cara.-

- Claro que te suena, soy la princesa del Distrito de la Memoria.- dice con aire de superioridad. Asiento con la cabeza. Sale de su escondite y se acerca a la puerta. Me mira un momento sonríe y la abre.- Tengo hambre.- dice

La guío hasta la cocina. Se oyen gritos por todo el pasillo. Abro la puerta de la cocina y veo a Ámbar y a Melani jugando a una guerra de harina. Cuando nos oyen entrar se dan la vuelta. Ámbar tiene el pelo y la cara manchados de harina. Se quedan sorprendidas en cuanto nos ven

- ¿Pero qué...?- dice Ámbar.

- Hola, me llamo Teresa. Soy la princesa del Distrito de la Memoria.- se presenta ella sola.

- ¿Cómo has llegado aquí?- pregunta Melani mirándome de reojo. Me encojo de hombros. La verdad es que no se nada de ella.

- He llegado a través de un portal desde mi palacio. Los yezhees atacaron la capital de mi distrito y mi palacio. Mis padres me mandaron a través de ese portal para mantenerme a salvo y acabé aquí. No se que habrá sido de ellos.- dice terminando con un sollozo lastimero.

Melani se acerca y le da un abrazo, a pesar de que no la conoce de nada.

- No te preocupes.- dice para tranquilizarla. Yo lo siento pero no parece tan triste de verdad. Me acerco a Ámbar que sigue mirándola apoyada en la vitrocerámica.

- Parece maja.- dice Ámbar de tal forma que solo pueda oírla yo.

- Si casi no la conoces.- murmuro sonriendo. Se encoge de hombros. Le doy un beso en la frente.- ¿Qué estabais cocinando?- pregunto.

- Unas galletas.- responde Melani.- ¿Tienes hambre?- le pregunta a Teresa, ella asiente.

Ámbar saca las galletas del horno en una nube de humo. Miro las galletas con desconfianza pero para mi sorpresa están perfectamente. Nos las comemos entre risas y conversaciones. Teresa es muy simpática y graciosa. Se lleva muy bien con Melani y con Ámbar. Después de un rato se va a ducharse y cambiarse. Cuando vuelve seguimos hablando hasta que se hace de noche. A ninguno le apetece mucho cenar así que Melani se va a buscar a Will y Ámbar se va con Teresa a enseñarle su habitación. Yo me quedo recogiendo todo.

Oigo risas por el pasillo de la cocina. Se abre la puerta y veo a Melani entrando con Will. Se están partiendo de la risa.

- Es que eres inútil.- dice Melani entre risas.

- ¿Qué ha pasado?- pregunto un poco confundido.

- Nada, Will, que se ha perdido. Hasta que no he venido a buscarlo no sabía donde estaba.- dice Melani.

Sonrío, me despido y me voy.

Cuando llego al pasillo donde están las habitaciones. Veo a Ámbar salir de una de ellas diciéndole seguramente a Teresa que duerma bien. Me ve y viene conmigo.

- Confirmo mi teoría de que es maja.- dice con una sonrisa.

- Me alegro de que os llevéis bien. La verdad es que no tenía ni idea de cómo iba a ser, como persona.- digo. Bosteza.

- Tengo sueño.- dice. Le pongo las manos en sus mejillas y le doy un beso repentino. Se sorprende un poco pero corresponde al beso. Coge una de mis muñecas con su mano y la otra la pasa por mi pelo enredando sus dedos en mis rizos. La beso con más intensidad pasando mi mano por su nuca y acercándola más a mí. Levanta un poco la cabeza sin dejar de besarme.

- Enana.- murmuro sonriendo contra su boca. Vuelve a besarme con más intensidad que antes. Le acaricio la espalda con una mano y ella se pega más a mí. Se separa y me mira con sus preciosos ojos. Me acaricia la mejilla con el pulgar.

- Te quiero.- murmuro con la certeza de que nunca había dicho algo tan cierto.

- Yo también te quiero.- dice sonriendo.

Ámbar y MelaniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora