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Julio 26, 2018
11:32 Am

T Y E E

Debo reconocer que estaba alardeando bastante frente a Hellion cuando le dije que yo me haría cargo sola del plan para fastidiar a Vasíleio, porque hay miles de cosas que no consideré.

Como por ejemplo, como lograré convencer a las personas involucradas, como voy a moverme, y como voy a conseguir salir de aquí al final. Lo único que he traído conmigo es un pendrive con algún tipo de programa de Hackeo para las cámaras si es que se me ocurre algún plan y consigo colarme en dicha sala. Por lo demás... Solo puede que me haya sobrestimado un poco.

Luego de dos semanas, cada vez que vengo aquí, me gano más libertades. Ya no tengo a alguien que me escolte a las salas a las que quiera ir, los tipos de la entrada me conocen, y la gente ya no se voltea a mirarme extrañada.

Gallía— gruñen a mis espaldas. Cuando me volteo, me encuentro con el ceño fruncido de Elvetía. Lleva su cabello negro más corto que la última vez, casi rapado completamente.

—¿Qué?

—¿Que te sucede hoy? Pareces distraída.

Me cruzo de brazos y me permito cinco segundos para reprenderme mentalmente antes de alzar la barbilla y retomar mi actuación.

—Estaba pensando, no he tenido un buen día— miento aclarándome la garganta, como si temiera perder la voz en medio de la frase.

—Acá tenemos muchos de esos— concuerda conmigo. —¿Problemas a tus espaldas?

Frunzo el ceño. —¿Que dices?

—¿Que si tienes problemas con quien sea que tengas a las espaldas?— repite, pero no muy amablemente. —Esa es la mayor razón de estrés.

Cuando entiendo la pregunta todo mi sistema salta en alerta. Está preguntándome minuciosamente sobre qué es lo que tengo fuera de aquí, pero usando términos diferentes a los que estoy acostumbrada. No descubro con que intención lo dice, pero tampoco le doy muchas vueltas. No diré nada que comprometa a nadie.

—No es mi caso— en cuanto suelto las palabras, algo se prende en mi mente como una potente luz, e ilumina al menos la mitad de mi camino. No pierdo la idea y la dejo dominarme. De allí en adelante comienza la improvisación. —De hecho, podría ser la soledad lo que me tiene así.

Se le forma una media sonrisa en el rostro, casi como de coqueteo. —Para tu suerte, eso es muy fácil de arreglar.

Como si su oferta no fuera tan obvia como lo es en realidad, me apresuro a continuar, antes de que tenga otras ideas, pero de igual manera le respondo la sonrisa. Me da igual lo que piense de mí, si al final puedo sacar algo de eso a mí beneficio. —Mencionaste el trabajo de esas chicas el primer día. Dime, ¿De verdad están a nuestro servicio?

—Completamente.

Entonces finjo mi mejor sonrisa arrogante. Por un misero segundo deseo haberle pedido a Jaeden que me enseñara.

—¿Crees que podría tener a alguna de ellas?

—Claro, ¿Por qué no? Si crees que eso puede ayudarte a concentrarte, deberías intentarlo. La próxima semana será tu primera pelea como parte de Vasíleio en la League. No puedes arriesgarte a perder.

Puede que no estuviera mintiendo del todo al decir que no he tenido un buen día. Aunque en realidad, mas precisamente sería que no he tenido un buen mes. Todo lo que llevo en la cabeza es entrenamiento y mas entrenamiento. Intentar averiguar los planes de Vasíleio a la vez que ideo alguna estrategia para acabar con ellos. La universidad y el estrés de los exámenes para este punto, me parecen una broma, pero aun así ocupan un espacio en mi mochila de preocupaciones. Y para el final, los mellizos, que no nos dan tregua ninguna noche. Como si nos reprocharan porque ya casi no pasamos tiempo con ellos. No me sorprendería si para el final del año, ellos terminan llamando mamá a Earling y papá a todos los chicos.

Perfecto Impulsivo | Titanes IV |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora