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Agosto 01, 2018
18:44 Pm

『 J A E D E N 』

Ni siquiera tengo que abrir los mensajes que tengo de los chicos para saber que algo anda mal. Muy mal.

Solemos mensajearnos mucho, por estupideces, para pedirnos comida, para insultarnos o por el simple hecho de estar en contacto. De saber que seguimos respirando.

Pero no todos al mismo tiempo, y no cuando ellos saben que no tenemos conexión como para responder.

Tengo al menos unos cinco de Kylan y otros cuantos mas de Skyle. Jhon verifica que también hay algunos para él.

«Hay problemas. Tengan cuidado, no bajen la guardia»

«Se han llevado a Heaven y pidieron a Tyee como intercambio. Buscaré a Hellion»

«Hay un taxista privado esperando por ustedes en el aeropuerto con sus armas.»

Ni siquiera sé cómo explicar el nudo que se me incrusta en el pecho y me sube por la garganta. Los demás mensajes son todos de instrucciones y planes que ha estado dejando para mí como registro, mas que nada, porque estoy seguro de que sabe que me pondría así.

La mirada que nos damos con Jhon es suficiente como para dejar todo atrás y salir casi corriendo en dirección a la casa de Kylan.

Lo peor es que ahora vamos totalmente desarmados, porque no podíamos transportar nuestras armas desde España. Kylan nos ha enviado alguien, pero si la situación es así de grave, entonces no estoy seguro de cuan seguro sea ponernos en manos de cualquiera sin llevar algún cargamento encima.

Me ofrezco como carnada para buscar al sujeto y mando a Jhon y Astra para cubrir sus espaldas por detrás.

Por otro de los mensajes de Kylan, se enseguida quien es. Ha escrito mi apodo de Edén como un código en caso de que alguien más intentara hacerse pasar por el sujeto. Me acerco a él marcando presencia, con paso seguro y violento para buscar su reacción.

Es un hombre de bastante edad ya, con el cabello teñido de blanco, pero ni siquiera así me confío.

—Esto es de usted, si está listo para irse.

Tal como dijo Kylan, no tiene idea de que en realidad somos tres. Miro el maletín que me está extendiendo, pero ni siquiera intento tomarlo.

—Vamos a ir fuera y serás tú quien lo abra. Si hay alguna trapa, no seré yo quien caiga en ella.

Él ni siquiera intenta negarse y comienza a caminar cabizbajo cuando por delante de mí. Una vez en el exterior del aeropuerto, el sujeto se acerca a una banca solitaria y apoya el maletín. Luego con movimientos vacilantes lo abre.

No explota nada, él no parece afectado por alguna clase de droga ni siquiera intenta tomar las armas que brillan dentro. Me acerco y las cuento para asegurarme de que están todas, antes de hacerme con alguna de ellas. Luego detrás del sujeto aparecen los chicos para tomar las suyas. El hombre luce mucho más alarmado entonces. Se aparta lentamente.

—llévanos a casa.

§

El camino se vuelve insoportablemente largo y angustioso. Los tres nos apretamos contra el asiento, mirando nuestro rastro por si alguien más se mueve de la misma manera o nos estuvieran apuntando, pero ninguno se atreve a mencionar algo, ni siquiera llamar a los chicos. No querríamos interrumpir lo que sea que estén haciendo ahora.

Perfecto Impulsivo | Titanes IV |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora