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Agosto 08, 2018
22:14 Pm

『 J A E D E N 』

Se dice que hay gemelos tan idénticos, que es muy difícil diferenciarlo de su hermano con tan solo un vistazo, y mucho más si ambos conservan la misma apariencia y no han hecho cambios voluntarios en su cuerpo, como teñirse, cortarse el cabello o tatuarse. Cuando miro a Volkswagen y Bentley, me queda más que claro quién es quien. Lo puedo distinguir con tan solo una simple mirada. Primero, porque uno de ellos es mi compañero de equipo y me veo obligado a pasar más tiempo con él de lo que se debería considerar sano para la salud mental, y segundo, porque su hermano es el contraste más opuesto que podría existir.

Volkswagen podría ser fácilmente el alma más brillante de este asqueroso lugar –antes de Škoda, porque este es muy asustadizo como para ocupar el primer lugar–. No deja que nada lo perturbe o atormente lo suficiente como para no regalarte una sonrisa o alguna palabra amable. Como para no ser amable. Y luego a su sombra aparece su hermano que parece haber nacido del silencio y la oscuridad. Camina con la vista al frente, evitándonos a todos, como si no estuviéramos al nivel necesario como para mirarnos a los ojos, y si por alguna razón las miradas se llegan a cruzar, te gruñe y vuelve a lo suyo. Apenas habla, casi ni siquiera tiene interés en comunicarse con alguien más que no sea su hermano o la carga que es Škoda para el grupo. Si hasta incluso visten diferente.

Lo único que te puede indicar que comparten algo muy fuerte entre ellos, es la sincronización que expelen, la forma en que se mueven, el leve balanceo de los hombros al caminar, o la forma que han tomado sus cuerpos, bastante formados para ser que rozan recién los quince años.

Bentley le da una sola mirada y con eso le deja totalmente comunicado lo que va a hacer antes de dirigirse al sector del lanzamiento de cuchillos. Volkswagen por el contrario se abre paso entre la multitud y se acerca hasta donde estoy yo para practicar con los sacos de boxeo y karate. Creo que hemos intercambiado un par de palabras a penas unas cuantas veces, y en ninguna he sido lo suficientemente agradable como para que a él le sigan quedando ganas de saludarme, pero aun así lo hace. Me regala una brillante sonrisa que no respondo antes de revisar el estante de los implementos a mi costado. Detecto la presencia de la rata pegajosa cuando ingresa a la sala mientras vuelvo a mi saco con las vendas en las manos. Por supuesto que camina con la vista baja y sin detenerse hasta llegar a su objetivo. Bentley lo mira y responde con un asentimiento a lo que sea que Škoda le pregunta, y luego vuelve a ignorarlo. O pretende hacerlo, porque en realidad siempre está atento a cualquiera que quiera sobrepasarse con él.

Pese a cuanto me molesta la actitud del enano, tampoco cuestiono el actuar de Bentley. Cualquiera que mirara a ese chico le daría pena. Lleva un par de meses, pero sigue tan delgado como cuando llegó. No sé si realmente en algún momento evolucionará o algo.

—Eres del grupo de mi hermano— me giro para mirar al dueño de la voz y me encuentro con el gemelo amable parado en el saco junto al que he elegido yo.

Genial.

Realmente me planteo si contestarle o ignorarlo y dejarle claro que no quiero hablarle. No quiero que piense que de pronto puede comenzar a parlotear y no se detenga durante todo mi entrenamiento. Como suele hacerlo Škoda a veces.

—¿Quién es tu hermano?— pregunto para joderlo. Él alza una sonrisa de medio lado que poco tiene de diversión. Es más bien arrogante. Como si supiera que cualquiera sea la batalla que le lance, él va a ganarme. Va vestido con un short de buzo gris y una larga camiseta blanca por encima, totalmente relajado. Un estilo simple para entrenar.

Perfecto Impulsivo | Titanes IV |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora