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Agosto 01, 2018
02:30 Am

『 J A E D E N 』

Mi cerebro deja de funcionar en el mismo instante que pongo pie en España. Tenía un plan, pero no era nada realmente elaborado.

Llegar, buscar a mi padre, preguntarle por la verdad y luego elaborar un nuevo plan a medida que las cosas fueran pasando. Pero ni siquiera me tome la molestia de preguntarme como demonios iba a encontrarlo.

No lo he visto en años, mucho menos hablado. Supongo que puedo partir buscándolo en nuestra casa, pero no se cuan probable es que esté allí, o que la casa siga siendo de él siquiera. No me sorprendería saber que la dio como parte de pago.

A diferencia de Skyle, que creció en el peor barrio de Irlanda, nosotros nacimos en una zona totalmente común de Salamanca. Ni muy malo ni lujos del otro mundo, pero al final eso no importó, porque mi padre encontró la forma de jodernos la vida de igual forma.

Para cuando finalmente llegamos a Salamanca, son pasadas las dos de la mañana, y entonces solo nos limitamos a instalarnos en un hotel céntrico para descansar hasta una hora prudente para ir a buscar a mi padre.

Luego de la llamada de Ty, fui a informarle la situación a Hellion para que se mantuviera alerta ante su regreso y emprendí camino al Aeropuerto para encontrarme con Jhon. Astra venia conmigo, se ofreció a acompañarme en cuanto le expliqué un poco de la situación, y sin darle muchas vueltas accedí. Ya no es como antes, ya sea por el sexo o por la mejora en la comunicación que hemos tenido, incluso cuando nuestras ideas son completamente opuestas, logramos entendernos, y nos llevamos bien, así que ya no tengo mas razones para seguir jodiéndola. Veo a Jhon entrar al baño mientras Astra se desliza hasta la primera habitación de la suite. Yo abro el balcón y salgo para apreciar la vista de la noche. Todo afuera parece dormido, no hay ruido, no hay gente ni mucho menos autos, solo lo faroles de las calles iluminando la oscuridad.

—Te he seguido aquí con una vaga explicación de un sobrino que te han sacado del culo y tu antigua mafia, porque te seguiría al mismo infierno si me lo pidieras— escucho decir a la voz de Jhon, cuando me volteo a buscarlo lo veo extenderme una botella de cerveza. Se sitúa a mi lado en el balcón y desvía la mirada hacia la calle. —¿No crees que es tiempo de que me cuentes todo lo demás?

—¿Me lo has contado tu todo?

—No, pero este no es mi momento— desliza su mirada afilada a la mía y eleva la comisura derecha de la boca con un toque de diversión. —Además ya lo sabes casi todo.

Sonrió también y me llevo la botella a los labios para dar un trago.

—¿Lo has movido?

—Se han encargado de ello. Él siempre lo hace.

—Jamás me has explicado que demonios es lo que hace.

—Puede que sea una historia para otro momento—responde simplemente.

Esta vez soy yo quien voltea la vista. De los chicos, siempre fui quien más conoció a Jhon, porque llegamos junto del mismo agujero español de donde nos sacaron, porque nos comunicábamos y porque fuimos la primera persona en la que el otro confió. Pero aun así hay veces que siento que conozco de él solo lo que me ha dejado ver. No es como que no tenga motivos tampoco. Él sí que los tiene. Pero si vamos a hablar de secretos, es cierto que quizá yo debería hablar de los míos antes de pedirle soltar los suyos.

Mi materia favorita, sin embargo, no está ni cerca de admitir la verdad de mi desastrosa vida, no por vergüenza, si no porque se las partes de mi cerebro que activan esos recuerdos.

Perfecto Impulsivo | Titanes IV |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora