Capítulo 23

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(POV Killian)

La luz que entra por las ventanas hace que me despierte poco a poco, abro los ojos y me doy cuenta de que debe ser muy temprano por su tono anaranjado. Quiero saber la hora que es, pero justo cuando voy a mirarlo en el reloj de la mesilla, noto como un cuerpo se mueve encima de mí. Agacho la mirada y veo a Emma dormida plácidamente con su cabeza apoyada en mi pecho. ¡Dios! ¡Amo a esta mujer!

Empiezo a acariciarle el pelo y ella se vuelve a mover apoyando su cabeza en la almohada, pero parte de su cuerpo sigue encima del mío. Aprovecho para mirar la hora, las 6:17 am. Sé que no voy a poder dormirme otra vez, así que lo mejor será que me levante y vaya a dar una vuelta.

Vuelvo a mirar a mi prometida antes de moverme y dé repente se me quitan las ganas de apartarme de su lado. Sigue completamente desnuda. Los recuerdos de lo que hicimos anoche se aglomeran en mi mente y no puedo evitar que una sonrisa se dibuje en mi cara. Me alejo un poco de ella, pero no demasiado, para poder contemplar su cuerpo. Parece esculpida por el artista con más prestigio de todos los tiempos, una escultura perfecta, sin defectos, y es toda mía. ¡Soy el hombre más afortunado del mundo!

- Puedo notar como me miras, déjalo ya que quiero seguir durmiendo y así es imposible -Dice Emma medio dormida.

- Perdón.

Vuelvo a acostarme a su lado y la pego todo lo posible a mí, haciendo que el contacto de nuestros cuerpos desnudos me provoquen escalofríos. Ella apoya su cabeza en mi pecho, justo como estaba antes, y empieza a trazar círculos con su dedo índice. ¿Será consciente de cómo mi cuerpo reacciona ante su tacto? No puedo evitar sentirme culpable por despertarla, así que le acaricio el pelo hasta que noto que su respiración ha bajado el ritmo.

Estiro el brazo y alcanzo el teléfono de Emma, sé que esta cosa puede hacer fotografías en menos de un segundo, ¿pero cómo? Quiero guardar esta imagen para siempre.

Después de varios minutos, consigo dar con la cámara. A ver Killian, intenta recordar lo que Emma te enseñó el otro día. "Primero tienes que fijarte de que si lo que ves en la pantalla es la imagen que quieres capturar". Vale, ahora mismo solo veo el techo, no me apetece capturar eso, lo voy a ver todos los días al despertarme. ¿Cómo se cambiaba esto?

*CLICK*

Mierda, justo lo que no quería. Bueno, no pasa nada, voy a intentarlo otra vez. Sé que Emma me dijo que habría una manera para cambiar a la cámara de delante. "Si quieres hacerle una foto a algo que no seas tú tendrás que usar la cámara de detrás, si lo que quieres es un selfie tendrás que darle aquí para usar la frontal." ¡CLARO! Aún no sé muy bien lo que es eso del Selfie, pero tampoco me hace falta.

¿Dónde está el dibujo de la cámara con las flechitas? ¡AQUÍ! Cada vez se me da mejor esto de la tecnología.

Muevo el teléfono y consigo que se vea justo lo que quiero, Emma dormida en mis brazos. Aunque se aprecia que ambos estamos desnudos, no se ve nada gracias a la sábana que tenemos encima. ¿Y ahora cómo hago la foto? ¡Mi dedo no llega al botón de la pantalla! ahora mismo desearía tener dos manos. "Si quieres hacer la foto pero no llegas al circulito, puedes darle a la tecla del volumen, también sirve." Obviamente alguien ha pensado una solución para el problema.

Estiro el brazo y hago varias fotografías mientras mi prometida sigue durmiendo en mis brazos. Por suerte recuerdo perfectamente cómo verlas. "Para saber cómo han salido, le das aquí abajo a la izquierda. ¿Ves que se ve la foto en pequeñito? Pues en cuanto le aprietes las verás en grande." En el momento en el que Emma me enseñó todo esto pensé que no serviría para nada, pero ahora me alegro de saber usar este trasto.

El amor es inesperado (Segunda parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora