Capítulo 47

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A/N

AVISO❗❗❗: en el primer POV de este capítulo nombro cosas (aunque no me centro en eso, solo por encima) que pueden incomodar al leerlas. Me refiero a "cosas de mujeres" y "problemas de digestión" (espero haberme hecho entender) 😅. Si alguien prefiere no leerlo, que me mande un mensaje, o me deje un comentario, y le mando un resumen. Realmente no es nada, pero prefiero avisar por si acaso. 

Dicho esto, empecemos.


(POV Emma)

- Amor...

¡MIERDA!

Me giro lentamente, intentando poner una expresión normal y deseando que no haya escuchado nada de lo que acabo de gritar. ¿Por qué lo he tenido que gritar?

- ¡Killian! Hola... ¿Qué pasa?

- ¿Va todo bien? -Pregunta extrañado.

- Sí, perfectamente. ¿Por qué?

- Estás rara.

- ¿Rara? ¿Cómo que rara?

- Como si ocultaras algo. -Dice cruzando los brazos.

- ¡¿Qué?! ¡No! Es... mi madre. Estaba hablando con ella y me ha puesto de los nervios.

- Ah, por eso gritabas, supongo.

¡Mierda!

- ¿Así que lo has escuchado? -Decido preguntar sin rodeos.

- ¿El qué?

- Lo que le he dicho a mi madre.

- Más o menos, te he oído gritar pero no he entendido nada. ¿Por qué? ¿Pasa algo? ¿Debería preocuparme?

- No, no, todo está bien. Ya sabes como es, le he contado lo de mi estado de salud y ha empezado a dramatizar más de la cuenta.

- Típico de princesas. -Bromea.

¡Menos mal! No sabría cómo explicarle a Killian que es posible que las pastillas no hayan funcionado y ahora podríamos estar esperando un bebé que no buscamos. Lo peor de todo es que conozco esta sensación, la de estar embarazada y no saber qué hacer. ¡¿Por qué estoy pensando en esto?! ¡No estoy embarazada! Eso es imposible.

- ¿Te apetece cenar algo? -Pregunta mi marido.

- ¡Claro! Pero, ¿qué hora es?

- Serán cómo las tres de la mañana. ¿Ese trasto no dice las horas? -Dice señalando el teléfono que todavía tengo en la mano.

- Oh, es verdad -digo mirando la pantalla-. Casi las tres y media de la mañana. ¿No crees que es un poco tarde para cenar?

- Pues entonces desayunamos.

- ¿Y no es muy pronto para eso?

- Oye, nos hemos quedado dormidos y te recuerdo que es nuestra luna de miel, podemos hacer lo que nos dé la gana -dice rodeando mi cintura con sus brazos-, nadie va a juzgarnos. ¿Qué te apetece?

- Mmmmm... No sé -digo entrando en su juego-, igual un pirata.

Él sonríe y se acerca lo suficiente para darme un pequeño beso en los labios. Después se separa y va hacia la nevera para sacar algo que se pueda preparar rápido, pero no encuentra gran cosa.

- ¿Has visto el queso que quedaba? -Pregunta cerrando el frigorífico.

- Está justo ahí -lo señalo-, queda lo justo para un sándwich pero puedes hacértelo tú, yo acabo de comerme uno.

El amor es inesperado (Segunda parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora