Capítulo 36

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A/N

PERDÓN!!! Sé que he tardado un montón en actualizar, pero no he tenido ni un momento libre en toda la semana y además hay que sumarle un bloqueo creativo importante. Espero organizarme mejor la semana que viene y poder actualizar antes. 

(Este capítulo es muy corto, perdón).

PD: en una parte del capítulo hay violencia, pondré un aviso entre asteriscos (uno al principio y otro al final) por si alguien se siente incómodo o simplemente no le gusta este tipo de contenido.


(POV Emma)

Por fin está empezando a amanecer, aunque estar en los brazos de Killian me ayuda a estar relajada, la oscuridad me inquieta bastante. Aun sabiendo que al día siguiente va a volver a salir el sol, me preocupa no ser capaz de ver la luz y que todo vuelva a estar como antes. Eso por no hablar del miedo que me provoca dormirme, por alguna extraña razón pienso que voy a despertar en aquel sitio tan claustrofóbico.

Miro el reloj y me doy cuenta que son las 5:21 de la mañana, creo que todavía tengo tiempo de descansar un par de horas, me sigue dando miedo que todo esto no sea real, pero ese temor se hace menos fuerte sí sé que ya ha salido el sol. Me pego más al cuerpo de mi prometido, apoyando la cabeza en su pecho, y dejo que poco a poco, mi mente descanse hasta quedarme dormida.

***AVISO VIOLENCIA***

Oh, no. Vuelve a estar todo oscuro. ¡Lo sabía! ¡Sabía que todo era un maldito sueño! No me puedo creer que siga aquí encerrada, era todo demasiado bonito para ser cierto, pero era tan real. Supongo que lo único que me queda es esperar a que la muerte venga a por mí, no puedo aguantar esto mucho más tiempo.

Escucho que se abre la puerta y pasos que se acercan a mí.

- ¿Milah? -Pregunto casi sin voz.

No obtengo respuesta, cosa que me esperaba, pero decido insistir.

- Milah, sé que eres tú. No hagas esto por favor, Killian nunca te lo perdonará.

Noto una respiración cerca de mí, sea quien sea esta persona, me está mirando cara a cara, aun en medio de la oscuridad. Empiezo a notar más el aliento, frío, como el viento de una borrasca de invierno, y, no sé cómo, pero consigo distinguir un rostro. Sí, es Milah, no hay duda.

- No te preocupes querida -dice agarrándome del pelo-, él nunca se enterará. El pobrecito piensa que lo has abandonado. ¿Sabes lo destrozado que está? Menos mal que estoy yo a su lado para consolarlo, si no a saber qué locura habría hecho.

Ella me empuja la cabeza con fuerza contra el suelo, haciendo que me dé un gran golpe en la cabeza, creo que estoy sangrando, ojalá ese golpe me hubiera quitado la vida. Justo cuando pienso que no puede ir a peor, Milah vuelve a agarrarme el pelo. Por favor, que alguien me mate ya de una vez y acabe con esto.

- Killian y yo seremos muy felices sin ti. Allison por fin podrá tener la familia que le prometí, la que de verdad se merece, solo tengo que quitarte del medio.

- Por favor... hazlo. -Digo sin aliento.

- Oh, no, no, no, no, no. ¿Dónde estaría la diversión entonces? Quiero oírte sufrir, quiero escuchar como tus pulmones se desgarran con tus gritos, retumbando por todas las paredes del barco. No te preocupes, Killian está demasiado borracho como para darse cuenta que eres tú.

- Mátame ya, te lo suplico.

- Suplicar no te va a servir de nada, rubita, bueno, a no ser que puedas comunicarte con las ratas.

El amor es inesperado (Segunda parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora