Capítulo 37

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(POV Killian)

Es de noche, hace un buen rato que hemos acabado de cenar, y llega la peor parte del día, el ir a dormir. A Emma le aterra este momento, sobre todo después de la pesadilla de ayer.

Llevamos casi dos horas hablando, intentando que se quede dormida, pero nada funciona. He probado a abrazarla, susurrarle al oído, acariciarle el pelo, darle pequeños besos en la cara... ¡Incluso le he cantado una canción! No es algo que me guste hacer, pero me estaba quedando sin recursos y, para qué mentir, cantar es algo que se me da bastante bien, aunque jamás lo admitiría en voz alta.

A todo esto hay que sumarle que me toca noche en el timón, y ella lo sabe, por lo que todavía lucha más contra el sueño. En otras circunstancias, me daría igual que estuviera conmigo, pero necesita descansar.

- ¿De verdad tienes que hacerlo? -Protesta.

- Sí, amor, Smee ya me sustituyó anoche y el tripulante de Smith ha estado todo el día navegando. Desgraciadamente no tengo más hombres.

- Pues dile a Smith que te deje a otro.

- Ni loco me arriesgo a juntar los barcos, Milah es muy escurridiza y podría colarse.

- Entonces déjame estar contigo.

- ¡No! Tienes que descansar.

Emma aparta la mirada, triste por su derrota, pero no hay forma en la que pueda hacerme cambiar de opinión.

- Cántame otra canción. -Dice volviendo a mirarme.

- Swan...

Voy a negarme, pero ella se acomoda en mi pecho y cierra los ojos, por lo menos esta vez parece que va a intentarlo en serio. La envuelvo en mis brazos y busco alguna canción en mi cabeza que pueda relajarla, y solo me viene una, la de nuestra boda. Al principio dudo un poco, ya que ese día fue cuando empezó aquella tortura, pero a partir de la segunda frase, soy capaz de notar su sonrisa, aunque no pueda verle la cara.

Acabo la canción y noto su respiración relajada, pero sé que no está dormida aún, así que decido volver a empezar, pero esta vez tarareando la melodía. Ahora sí, Emma duerme con una sonrisa en la cara, lo cual me deja bastante tranquilo, ya que eso me asegura que no está teniendo una pesadilla.

Me levanto con cuidado, dejando a mi prometida tapada y le doy una de mis camisas para que la abrace. Parece una tontería, pero ella misma me dijo que si tenía algo que oliera a mí, sería menos probable soñar cosas como las de ayer.

Salgo de la habitación y cierro la puerta con cuidado, evitando hacer ruido. Antes de subir a cubierta, hago una parada para ver cómo está mi hija. La miro por una rendija, sigue dormida, abrazada a su muñeca favorita, la que llamó Emma. No me puedo creer que Allison la quiera tanto, la ha aceptado como su segunda madre, aunque no la culpo, Swan se porta realmente bien con ella.

Ahora sí, después de comprobar que mis dos chicas duermen tranquilamente, subo las escaleras y me dirijo al timón. Le tomo el relevo a mi compañero y tomo el mando del barco, mientras mis pensamientos vuelven al mismo lugar que hace unos segundo. Amo a Allison y a Emma por igual, obviamente son amores diferentes, pero no podría vivir sin ninguna de las dos. Lo único que me fastidia de toda esta historia es que mi hija, es también la de Milah. No voy a mentir, hasta hace casi un año no la conocía, podría haber pasado el resto de mi vida sin saber de su existencia y habría sido feliz, pero sé que ahora ya no puedo, algo ha cambiado. Si tan solo Swan fuera la madre. Esta niña le ha dado un vuelco completo a mi vida, sí que es verdad que había hablado con Emma de tener hijos, pero no pensaba que me convertiría en padre tan pronto y tan de golpe. De la noche a la mañana, aparece una niña que dice que es mi hija, y yo empiezo a quererla en ese mismo instante.

El amor es inesperado (Segunda parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora