El amor es inesperado (Segunda parte)

Capítulo 51

(POV Emma)

Después de un día tan largo como el de hoy, al fin llegamos a casa. Killian y yo subimos las escaleras en silencio, ambos estamos realmente agotados, aunque está claro que a mi marido todavía le quedan fuerzas para preocuparse por mí, ya que me ha puesto su mano en mi espalda para evitar que me caiga.

- ¿Sabes que puedo sola, verdad?

- Claro que sí, amor. Tan solo déjame ayudarte.

Quiero responderle, pero decido volver a cerrar la boca, no serviría de nada discutir con él.

Llegamos a la habitación y me tiro de espaldas a la cama, soltando un ruidoso suspiro, lo que hace que el pirata me mire y se ría.

- ¿Qué es tan gracioso?

- Tú siendo dramática.

- ¿Dramática? -Pregunto apoyándome sobre los codos-. Explícate.

- Entiendo que estés cansada, pero no creo que haga falta que se entere todo el pueblo, amor. -Dice empezando a quitarse la ropa.

- Killian estoy agotada y embarazada. Déjame suspirar tranquila. -Bromeo volviendo a acostarme mirando al techo.

- ¿Piensas dormir así?

- ¿Así como?

- Con la ropa del día.

- Nop, para eso tengo un maravilloso marido que puede ponerme el pijama cuando ya esté dormida. Es una de las ventajas de estar casada y, repito, embarazada.

- ¿Piensas usar esa excusa para todo hasta que nazca el bebé? -Protesta.

- No, hasta que cumpla los tres años como mínimo. El embarazo deja muchas secuelas.

- ¿En serio? ¿Como cuales? -Dice acostándose a mi lado.

- El parto duele bastante, voy a estar varias semanas dolorida.

- No me lo recuerdes -dice acercándose más-, no llevo nada bien el verte sufrir, Swan, todavía no sé cómo voy a reaccionar cuando te vea ante tanto dolor y no pueda hacer nada.

Killian acorta todavía más la distancia que hay entre nosotros, obligándome a apoyar mi cabeza en su pecho, lo cual hago con gusto, y él deja un pequeño beso en mi cabeza.

- No te preocupes por eso, vas a estar a mi lado y eso es más que suficiente. -Digo levantando la cabeza para mirarlo.

Mi marido sonríe, observándome con esos ojos tan azules, y se inclina para besarme. Es un corto beso, pero suficiente para demostrarme que me quiere.

- También voy a estar agotada -continúo-, voy a gastar gran parte de mi energía en traer al mundo a tu hijo. Eso por no hablar de los kilos que voy a engordar y... ¡Oh dios mío! Ya se me había olvidado lo mal que lo pasé con Henry. ¡Me puse enorme! Los tobillos se me hincharon muchísimo, se me engordaron los dedos, me cambió la forma de la cara, me crecieron los pechos....

- ¿Los pechos? -Me interrumpe levantando una ceja-. ¿Y eso se supone que es malo?

- ¿En serio? ¿Eso es lo único que has escuchado de todo lo que dicho?

- No, en verdad lo he oído todo, pero mi cerebro retiene lo que le interesa.

- Parece que nos ha salido listo el pirata. -Digo sarcástica.

- Swan, no me malinterpretes. Tú eres perfecta tal y como eres, no te cambiaría nada, pero si los pechos te van a aumentar de tamaño, no seré yo quien se lamente.