Capítulo 40

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A/N 

Este capítulo es un poco triste, así que recomiendo que tengáis preparado un paquete de pañuelos. (He llorado en algunas partes escribiéndolo, y yo nunca lloro). 😅

Bromas a parte, disfrutad del capítulo, espero que os guste. 


(POV Killian)

Ya son más de las tres de la mañana y no puedo dormir, pero sabía desde hace tiempo que esto me iba a pasar. Hoy es el día en el que mi pequeña se va, posiblemente para siempre. Emma ha estado intentando convencerme de que hable con ella, pero no soy capaz de poner a mi propia hija en esa situación, aunque me he encargado personalmente de que entienda de que no la estoy abandonando, si no que simplemente quiero lo mejor para ella.

No aguanto más, necesito pasar el mayor tiempo que pueda con ella. Miro a mi prometida para asegurarme que está completamente dormida, la muevo un poco hacia su lado de la cama y me levanto con muchísimo cuidado para no despertarla. No me gusta dejarla sola, especialmente cuando las pesadillas son más recurrentes cuando no estoy cerca, pero, solo por esta noche, tengo otra prioridad.

Me acerco a la puerta de la habitación de al lado y escucho unos sollozos. ¿Cómo no me he dado cuenta antes? Tan solo nos separa una pared. Abro la puerta despacio, para no asustarla, y me acerco a ella.

- ¿Allison? Cielo, ¿estás bien?

- ¡No! -Dice bastante alto, pero sin llegar a gritar.

- Sshhh, Emma está durmiendo. ¿Quieres contarme qué te pasa? -Digo sentándome en su cama.

Ella separa la cara de la almohada y me mira malhumorada, tiene los ojos rojos de tanto llorar y se la ve realmente cansada. Me duele verla así, mi pequeña no debería sufrir nunca, no se lo merece.

- Ven aquí, amor.

Ella se aparta las sábanas y se sienta en mi regazo, acurrucándose en mi pecho, con su muñeca en los brazos.

- ¿De verdad me tengo que ir? -Pregunta triste.

- Sí, cielo. Lo siento, pero ya hemos hablado de esto. Yo solo quiero lo mejor para ti y, créeme, esto lo es.

- ¡No! Eso es mentira, yo solo quiero que podamos estar juntos, para siempre.

- Allison, por favor, no me hagas esto más difícil. -Susurro para mí mismo, empezando a llorar.

- Yo solo quería a mi papá.

A estas alturas de la conversación, ya tengo la camiseta llena de lágrimas y mi hija ha empezado a temblar. No creo que sea de frío, aunque refresca un poco por las noches, se está bastante bien dentro de casa, es más, sé que es por llorar tanto, a mí me pasó lo mismo cuando mi padre nos vendió.

- ¿Sabes que no te estoy abandonando, verdad?

- ¿Entonces por qué siento que sí?

- Alli, mírame -digo cogiéndole de la barbilla para levantarle la cabeza-. Te quiero, más que a nada en esta vida. Ojalá las cosas pudieran ser diferentes, pero no quiero que Milah vuelva a acercarse a Emma, pero eso no significa que la quiera más que a ti. Que te vayas con tu madre no es algo que me guste, pero sé que será lo mejor, ella te cuidará igual que lo ha estado haciendo hasta ahora y estarás protegida ante cualquier peligro, me he encargado de eso.

- Quiero que tú me protejas, no alguien que no conozco, por mucho poder que tenga.

- Pero tú necesitas a mamá, ella es la que ha estado siempre a tu lado, y lo va a seguir estando siempre.

El amor es inesperado (Segunda parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora