Capítulo 34

184 8 162
                                    

A/N 

Bueno, antes que nada quiero presentaros a Allison Jones (la imagen de inicio del capítulo). No estoy muy contenta con el resultado, me hubiera gustado que no estuviera tan seria, pero como no soy una experta editando fotos (y no iba a pagar en la app) esto es lo mejor que he podido hacer. 
Solo por aclarar, no, la niña no es real, no es una foto cogida de internet, es una imagen creada con una aplicación a través de las fotos de Killian y Milah. 
Por si alguien no la puede ver, pondré la misma imagen al final del capítulo. (+ otra que se asemeja más a lo que tenía pensado, pero ha salido deformada).


(POV Killian)

Empieza a amanecer, cosa que agradezco después de una noche entera sin dormir, pero todavía no me quiero levantar de la cama, prefiero aprovechar los primeros rayos de sol, los cuales considero los más hermosos de todo el día, para apreciar la belleza de mi Swan. Van pasando los minutos y, gracias al aparato que ella me regaló, y que por suerte no tiré cuando estaba borracho, puedo saber qué hora es a la perfección sin tener que salir a cubierta. Las 6:23 de la mañana, falta poco para que Milah se levante, es una mujer madrugadora. Aún no sé muy bien qué voy a hacer con ella, pero decido salir de la cama con cuidado de no despertar a la preciosa mujer que tengo en mis brazos, e ir a enfrentarme a la madre de mi hija. Solo espero poder controlarme y no rasgarle el cuello con mi garfio en cuanto la tenga delante.

Busco papel y boli para escribir una pequeña nota a Emma para que no se asuste en caso de que se despierte y no haya vuelto. La dejo encima de la mesa y, después de mucho tiempo sin usarlas, cojo las llaves de mi camarote. Sé que si intenta salir y descubre que vuelve a estar encerrada, posiblemente se ponga nerviosa y puede que incluso entre en pánico, pero prefiero eso a arriesgarme a que Milah descubra que la he sacado de la despensa y vaya a por ella. Todos sabemos que el primer sitio donde buscaría es aquí.

Salgo de la habitación, cierro la puerta sin hacer ruido y echo la llave, la cual me guardo en un bolsillo escondido de mi chaqueta. En ese momento escucho como Milah sale de su habitación y decido seguirla. Como era de esperar, pasa de largo por la habitación de Allison y de la cocina, sé exactamente a dónde va, a comprobar si mi mujer sigue con vida.

- Buenos días Milah. ¿A dónde vas? -Digo apoyándome en el marco de la puerta de la cocina.

Ella, que está unos pasos más adelante, cerca de las escaleras que se dirigen a donde horas antes estaba Emma encerrada, se gira despacio y asustada.

- Eh... iba a... buscar algo a la despensa.

- ¡Qué curioso! Pensé que ya no usábamos el cuarto de abajo para guardar cosas, las condiciones de esa habitación son pésimas. No le desearía a nadie quedarse ahí encerrado.

Puedo notar, e incluso escuchar, como Milah traga saliva. Está nerviosa, y estoy disfrutando de este momento.

- No, no... Es algo sin importancia, un par de trapos viejos para limpiar.

- En ese caso, no te importará que vaya contigo, ¿verdad? No me gustaría que te pasara nada, ya sabes, con el simple golpe de una ola puedes quedarte ahí encerrada.

- ¿Sabes qué? -Dice acercándose a mí.- No importa, tampoco me hacen tanta falta.

- Vaya, y a mí que me apetecía saber cómo estaba todo por ahí abajo. -Digo cuando la tengo a escasos centímetros.

- Tranquilo Capitán -dice con voz seductora-, ya habrá tiempo de encerrarnos en un cuarto solos y a oscuras.

Nunca antes había sentido tantas nauseas en un navío. Solo hay una persona que pueda llamarme así fuera del ámbito marinero y, desde luego, no es ella.

El amor es inesperado (Segunda parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora