XII. LA ALUCINACIÓN

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KILLA

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KILLA

Desde que Demetrio se fue los nervios me han estado matando. Si antes podía dormir unas cuantas horas, ahora las pesadillas no me dejan siquiera dormir más de una. Mi cabello se ha caído muchísimo y mis dedos sangran debido a mis mordiscos sobre ellos por falta de uñas.

Me despierto en las noches sobresaltada a hacer rondas y trato de no hablar con Kiara a pesar de que la tengo vigilada las veinticuatro horas del día. Estoy enojada con ella, porque no me ha confiado nada más que las condiciones del rey Devak para venir, las cuales me molestaron mucho más. Sé que las acepté frente a Demetrio, pero la falta de confianza de la reina me hace escocer el estómago.

No puedo estar presente cuando él llegue, debo mantener una distancia de cinco metros de él y de sus guardianes principales, y voy a estar custodiada por Demetrio y por otros cinco guardias más. En su reino soy una leyenda, pero no en el buen sentido, no para ellos; soy una leyenda porque me consideran la mujer más peligrosa que hay sobre la faz de la tierra, y eso me ha gustado hasta el día de hoy, porque esa reputación no me permitirá estar al lado de mi reina para protegerla cuando llegue el rey de los bárbaros.

Tienes que calmarte, Killa – Selene trata de consolarme sobando mi espalda desnuda.

La miro y sonrío un poco. Una de las ventajas de tener mi belleza y mi reputación en las batallas es que puedo conquistar muy fácil y ver a Selene desnuda en mi cama es completamente satisfactorio. Me inclino hacia ella y la beso en los labios con ternura.

Su piel morena se ve sumamente deliciosa con esa capa de sudor sobre ella. Ese cabello rizado y despeinado la hacen ver hermosa y sus ojos color marrón hacen que mis pensamientos vuelvan a irse hacia una dirección peligrosamente excitante.

Sabes que no es fácil calmarme – me recuesto a su lado, así que ella se voltea hacia mí para mirarme, lo cual hace que la cobija que la cubre se deslice un poco, revelando sus senos desnudos. Me relamo un poco los labios y la miro a los ojos.

Sé que no lo es, pero tú también sabes que no vas a lograr nada matándote de ansiedad – ella me acaricia el rostro y quita un mechón de cabello que se había posado en él -. Además, para eso me tienes a mí, yo puedo ser tu método anti estrés.

Me río y me levanto abrazándola. Ella también ríe y yo termino sobre ella, notando que la manta terminó de caerse, revelándome todo ese cuerpo sensual que me ha traído loca desde hace tiempo.

No puedo decir que estoy enamorada de Selene, porque no es así, pero sí le tengo gran cariño, incluso puede decirse que la amo más allá de cualquier concepto de romance, y mi atracción sexual por ella comenzó desde que pude sentir tal cosa. Siempre fue una chica alta y fue a la primera a la que le salieron senos y se le amplió la cadera de todo nuestro escuadrón. Por eso, en el momento en el que inicié mi vida sexual con ella se lo agradecí a todas las diosas, porque fui afortunada de que me diera una oportunidad.

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