XXXIX. EL PRIMER INTENTO

9 3 3
                                    

KIARA

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

KIARA

La noche cayó en un abrir y cerrar de ojos y con ella llegaron más dudas de las que tenía durante el día, mientras leía ese montón de libros, pero siempre regresaba a aquel papel arrugado y viejo en el que estaba dibujada mi protectora, junto a esa horrible profecía que la proclamaba como la promotora del apocalipsis.

Dejo de buscar maneras en las que pueda enfrentar a la sombra para buscar lo que necesito, y me centro en cómo vencerla para poder largarme de aquí en medio de la noche. Sé que ni un alma ronda los pasillos del castillo en la noche, pero, una vez logre atravesar las grandes puertas sé que me enfrentaré a una civilización de hombres que están esperando la más mínima oportunidad para cortarme la cabeza.

Debo ser inteligente y esperar mi oportunidad. Sé que cuando llegue va a ser única, pero no sé si podré reconocerla cuando la tenga en frente.

Ahora más que nunca estoy totalmente segura de que Killa viene en camino a buscarme. No puedo dejar que me maten y que se cumpla la profecía, así que sé que la oportunidad que tengo es cuando ella llegue y deje este reino en ruinas. Tengo que estar lista para eso, y con la suficiente fuerza como para luchar hasta la salida de esta horrible jaula de oro.

-        ¡Hora de la cena! – exclama Silas, mientras entra a la habitación con una enorme bandeja. Cambio mi expresión preocupada de inmediato por una máscara de serenidad que espero que se trague sin preguntas -. ¿Me extrañaste hoy?

-        Ajá – asiento, pero no lo miro, porque la comida en la bandeja logra robarse toda mi atención. Dios, llevo toda la tarde sin comer ni un solo bocado y hasta ahora logro sentir el hambre.

-        Sírvete – no necesita decírmelo dos veces, cuando clavo el tenedor en una de las grasosas y jugosas salchichas que hay en el plato de carnes.

Gimo de placer cuando muerdo el embutido y sigo comiendo casi sin respirar. Necesito toda la reserva energética que pueda consumir, porque todo el tiempo que tenga sin Silas lo aprovecharé para planear cómo largarme de aquí.

No quiero implicarlo, porque no conozco la manera en la que reaccionaria. Puede apoyarme y ayudarme todo lo que pueda para sacarme de aquí, pero no quiero meterlo en problemas ni hacerlo traicionar aún más a su reino. por otro lado, puede escandalizarse y delatarme, así perdería el único aliado que tengo aquí, incluso el único amigo hombre que alguna vez he tenido y tendré en mi vida. No puedo hacernos esto. Lo mejor es que lo haga todo sola y sea la única que cargue con esto.

Debo empezar a ser la reina que siempre he presumido ser y cargar con todo el peso de mi reino en los hombros. No voy a permitir que los dioses se caguen en nuestras vidas sólo porque ya no los satisfacemos, o sea cual sea la razón por la que quieren que Killa acabe con el mundo como lo conocemos.

-        ¿Aguantaste mucha hambre? – pregunta Silas mortificado, yo niego con la cabeza, pero, la manera en la que he estado comiendo la cena me delta -. Perdona, debí haber mandado a alguien después del medio día para que te trajeran algo para merendar.

FEMINAEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora