XLV. LA CRUEL REALIDAD

7 1 6
                                    

KIARA

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

KIARA

Luego de una noche de llanto y verdades, me siento tan cansada y tan vulnerable que no soy capaz de hacer ningún movimiento, o emitir alguna palabra, antes de que Silas lo haga. Nunca he sido cerrada frente a lo que siento con las personas más cercanas en mi vida. Rose era mi confidente cuando Killa estaba demasiado enfrascada en la guerra como para escucharme.

Pero, por alguna razón, haberme destapado así con Silas se siente diferente. Nunca nadie me había hecho sentir tan cómoda como para llorar a gritos con él. Es una amistad inesperada en un reino enemigo. No sé qué pasará con nosotros una vez me vaya y haya todo un reino en guerra en medio de nosotros, pero me alegra haberlo conocido y haber tenido esa conexión con alguien tan parecido, pero tan diferente, a mí.

-        Si me sigues mirando voy a creer que vas a lanzarte sobre mí a matarme en cualquier momento – dice Silas, abriendo los ojos y con la voz ronca por el sueño.

-        Me descubriste, ese era mi plan al hacerte venir, contarte mis sentimientos y llorar hasta desmayarnos en la alfombra – su risa inunda la habitación, contagiándome de ella al instante.

-        Quisiera poder hacer esto con mis amigos. Siempre están pensando en la guerra o en coger, incluso los que ya tienen pareja siempre piensan en sexo. No sé, no hay nadie con el que me haya podido abrir realmente en Homine – se encoge de hombros y me sonríe -. Gracias, Kiara.

-        ¿Por qué? – indago, confundida.

-        Por ser mi amiga.

Mi corazón se acelera y las lágrimas se agolpan en mis ojos. Lo abrazo, sin saber cómo más expresar lo feliz que me hacen sentir sus palabras, porque es exactamente lo que me hace sentir él. Siempre pude hablar con Rose, pero nunca me sentí más escuchada que con Silas.

*****

Vuelve a caer la noche, luego de un día largo en el que me la he pasado comiendo y leyendo en mi habitación. Quisiera descubrir más acerca de la sombra, pero, cada vez que algún autor parece que va a escribir sobre ella, se retracta al último segundo. Hay muchas páginas arrancadas o tachonadas que no permiten leer nada más allá de algunas conjeturas o hipótesis.

Silas me trajo un té hace una hora, pero sigue casi entero en la mesita auxiliar al lado de la cama. Ya no lo tomaré, debe estar frío y tomar un té helado no es una opción con este clima. Sigo leyendo, hasta que escucho la puerta siendo abierta. Me relajo, pensando que es Silas, pero, cuando levanto la cabeza, un grupo de hombre armados me miran desde la puerta con miradas hostiles. Comandando el grupo se encuentra Tristán, con una sonrisa maliciosa que conozco de las golpizas que me daba en el barco camino a Homine.

Mierda.

-        Creo que es momento de que esta princesita aprenda que no es una invitada, es una prisionera – le habla a sus hombres, pero me mira fijamente a los ojos.

FEMINAEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora