III. EL MENSAJE

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2 años después

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2 años después

KIARA

¿Me estás diciendo que quieres hacer las paces con Homine? – las expresiones de Killa pasan de la confusión a la indignación - ¿Qué te pasa? ¿No recuerdas quiénes fueron los que mataron a nuestras madres? Si quieres te lo recuerdo.

- No las mató todo Homine, fue un prisionero de guerra que las asesinó buscando su escape – la corrijo y su rostro se pone rojo por la ira. 3, 2, 1...

- ¡Pero qué mierda! – empuja todo lo que hay sobre la mesa frente a nosotras.

Aish, mi té estaba rico.

Miro todo con pesar en el suelo. Todos los postres se veían tan deliciosos. No pude siquiera probar uno porque entró como loca apenas me dejaron estos aperitivos. Ya se dio cuenta de mis planes. Por esto no quería decirle, ella no sabe reaccionar cuando las cosas se salen de sus estructuras mentales.

- ¿Otra vez sedujiste a alguien de mi corte para obtener información? – la miro con calma y limpio un rastro de galletas de mi vestido. Eran galletas de chocolate...

- ¡Tuve que hacerlo! – alega ofendida. Yo enarco una ceja y tomo nota mental para comenzar a investigar quién demonios le da tanta información – tú ya no me dices nada.

- Te iba a decir en la reunión que tenemos hoy en la noche – parece como si quisiera refutar y luego cierra la boca, recordando que, en efecto, sí teníamos una reunión programada para esta noche - ¿Quieres que sea ya? Por mí no hay problema, pero debía ir a un lugar después del té - ¡Oh, mi pobre té!

- Yo, lo siento... - parece arrepentida. Lo gracioso de las explosiones de Killa es cuando se calma y se disculpa. Parece un cachorrito -. Sólo que últimamente siento que me cambias por esas princesitas de la corte de las rosas. Sé que no puedo estar en todas las reuniones, pero eso no significa que me mantengas al margen.

Me río. Ella me mira, con la indignación resurgiendo en su ser. Ruedo los ojos y me levanto de la silla. Camino hacia la peliblanca, esquivando los platos y la comida desperdigados por el suelo. Killa siempre se ha caracterizado por su personalidad explosiva, pero yo siempre logro calmar su tormenta.

- Killa – pongo mi mano delicadamente en su mejilla y siento cómo me sonrojo. Aún no supero mi enamoramiento juvenil – eres mi otra mitad, no hay nada que yo no te cuente y no te cambiaría por nada ni por nadie en este mundo.

- Lo sé – ella pone su mano sobre la mía y luego la besa. Sentir sus labios tocando mi piel hace que mi corazón pegue un brinco de emoción ¿Acaso no ve lo que me hace? – sólo que saber de tus planes por otros me altera. Y más si esos planes son tan descabellados.

- No son descabellados – refuto – es lo mejor que puedo hacer por Feminae y por la tierra de Promissa. Hay que acabar esta guerra absurda. Ya ni siquiera sabemos por qué estamos peleando entre nosotros. Debemos terminar con esto ya.

FEMINAEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora