Capítulo 88

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Todas las mañanas ya se había vuelto una rutina, desde que despertaba y me duchaba hasta prepararle el desayuno a Robert, era algo que jamás pensaría que iba a poder hacer, claro con ayuda de algunos videos en YouTube.

Vivir con él de cierta manera había cambiado mi perspectiva de las cosas, siempre tenía alguien que me tuviera todo listo, desde la comida hasta mi uniforme planchado. Con él, aunque era más llevadera la situación, era todo más independiente.
Robert era ordenado, le gustaban que todo esté limpio y en su lugar, claro que tenía un chica que venía día por medio a hecharle una mano, a pesar de ello, él también hacía su parte del trabajo.

Yo por otra parte, estaba acostumbrada después de llegar del colegio, a tirarme con todo y uniforme en mi cama, mientras mis zapatos los dejaba en la entrada de la casa.

Las reglas en definitiva habían cambiado pero me había acostumbrado rápido. Era parte del proceso y cada día aprendía más de él y de sus virtudes. Robert era todo un adulto responsable y claro cuando estás en los cuarenta y tantos, ¿quién no?

Dos meses desde que se supo la verdad y nunca tuve noticias de mis padres desde la vez que Robert me había dicho que había hablado con mi mamá. La primera semana después de eso, estaba intrigada, pensé que mi mamá vendría a por mi, o visitarme simplemente, pero nada de eso ocurrió. Ya sabía yo que mi padre tenía que ver en eso, él tenía gran influencia sobre ella.
En el colegio no paraban de apretarme con la colegiatura y eso que ya estábamos a tres meses por salir y por fin graduarme.
No quería que Robert pagara por todo, era como si me hubiera adoptado pero no tenía opción.
Estaba en secretaría esperando a que la Licenciada anotara la deuda que tenía de este mes que ya se había vencido.

— Ya sabe que son normas de la institución y como se acerca el grado, tiene que estar al día con las cuotas. – Me entregó en un sobre el valor a pagar.

– Listo, muchas gracias.

Y aquí era cuando recién comprendía el peso de una colegiatura que en mi vida había tenido que retirar y mucho menos cuando ésta estaba vencida.

– ¿Y ese sobre? – Me topé con mi novio en los pasillos.  Dudé un poco pero se lo entregué.

Lo abrió con recelo, casi a la defensiva.

– Ah es la colegiatura, lo había olvidado perdón. ¡Madre mía, Ágatha! Pensé que era un test de embarazo.

– Ja,ja,ja, no

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– Ja,ja,ja, no. ¿Cómo se te ocurre? Solo que no me siento cómoda con que pagues todo. No es tu responsabilidad.

– Ya hemos hablado de esto, ahora lo es. Es mi responsabilidad porque te quiero tener cerca de mí y si tus papás no quisieron hacerse cargo, no necesito demostrarles lo contrario. Yo pago porque te quiero y quiero hacerlo. No quiero que te gradúes después de todos tus compañeros, eso sí que nunca lo permitiría.

No temas a las Leyes de la Atracción.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora