Capítulo 46

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Estaba tumbada en mi cama, mirando al techo blanco preguntándome si realmente quería moverme de mi zona de confort, mi interior se removió inquieto ante la idea de salir de aquí.

Habían días como este, en que salir de mi cama me costaba demasiado y más cuando sabía que tenía qué presencia durante una hora completa a Robert, y aunque a mi corazón le gustara aquella idea, el resto de mi razón detestaba tener que aguantar mi sufrimiento periódicamente durante varios días a la semana, ¡era una tortura!

No tengo remedio...

Mi vida se había transformado en una depresión constante, con suerte iba al colegio como podía y por lo menos mis outfits no eran básicamente la pijama del día anterior.

Me adentré al curso con la esperanza de que aún no llegara Robert y me alegré internamente al ver su asiento vacío, todavía podía disfrutar unos minutos libres.

–¿Cómo estás? –Acarició mi cabello por unos segundos y luego se apoyó en mi hombro.

–Bien Margot, he amanecido más tranquila... –susurré y repetí el mismo movimiento que ella había hecho segundos antes.

–¿Estas nerviosa?

–Un poco, no te lo niego. Te juro Margot que en lo único que pienso día a día es en Robert. Y no sabes lo difícil que es ya no poder tenerlo conmigo, así, de la nada.

–Yo se, has estado dándole vueltas al asunto porque ni tú misma sabes del por qué de su actitud pero solo trata de olvidar más que sea el rato que estás aquí... –Suspiró – o bueno, mientras no notes su presencia.

–Lo intentó, pero me es imposible apaciguar esa sensación de dolor que acaricia mi pecho.

–Ay, Aga.

Pude presenciar la intriga clarita que habían aparecidos en sus ojos, me encogí de hombros.

–¡Ahí viene el profe! –Arlete pasó corriendo en dirección a su puesto, y lo que había dicho me había puesto los pelos de punta.

Al poco rato lo vi pasar hacia su asiento.
Todavía no lograba mirarme, y yo huía de la idea de pararme y salir corriendo con lágrimas en los ojos.

–Estén atentos a la lista porque voy a dictar las notas de este parcial, ya saben que todo esto fue sumado con los trabajos y la lección final.

Instantáneamente todos nos tensamos y esperamos a que empezara a decir. La mayor parte de las notas eran entre seis, siete y ocho. Mi mente estaba colapsando por cuál  de esos números podría ser la mía.

Daddario –Alcé mi mirada para verlo, mientras se tomó unos segundos mirando las hojas que tenía frente a él. – Nueve.

Dijo finalmente y yo sonreí instantáneamente. Suspiré y mi cuerpo se relajó.

–¿Nueve? –Escuché una voz al otro extremo del salón.

Vi de quien se trataba, Gia.

–¿Tiene algún problema señorita Rodríguez? –

Respondió autoritario Robert y mis ojos volvieron a posarse en él.
Parecía enojado y tenía el ceño fruncido.

–Solo digo que se me hace muy raro que Ágatha tenga nueve en el parcial, considerando sus notas.

Estuve a punto de responderle cuando la voz de Robert interrumpió nuevamente el silencio que había en el salón.

–La señorita Daddario ha cumplido con todos los trabajos respectivos...

No temas a las Leyes de la Atracción.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora