•Día 1
La ausencia de mi padres no era muy notoria, ya que la mayor parte del tiempo pasaban ocupados en su trabajo pero definitivamente no sentía la presencia de Dylan en la casa, así que eso ya era un punto a favor de ellos.Me removí incómoda en el sofá de mi casa, hace ya rato tenía el televisor prendido tratando de encontrar algo en los canales que me pudiera entretener lo suficiente como para no aburrirme. Pero nada, solo había pasado cambiando los canales, eran las tres y quince de la tarde y sí, había decidido quedarme en mi casa. No tengo por qué ir a su casa y más con lo enojada que estaba y no me importaba si le iba con el chisme a mi madre.
Apagué resignada el televisor y decidí que era bueno salir un rato, a fin de cuentas nadie me diría que no tenía permiso.
Tomé mi celular y mis llaves y salí disparada directo a la salida.¡Lo que me faltaba!
Me paré en seco antes de salir de la pequeña puerta de fierro que daba paso a la vereda que quedaba fuera de mi casa, el auto de Robert se había estacionado de repente y yo no sabia que hacer.
Estaba ahí estática sin comprender qué hacía aquí, por mi mente cruzó el ignorarlo y salir corriendo para huir de él o entrar de nuevo a mi casa con la esperanza de que no se haya dado cuenta que lo vi y hacerme la loca y no abrirle la puerta. Reprimí esas ideas ya que mi cuerpo no reaccionaba al verlo bajar de su auto tan sensual y presentable como siempre, así que ya era demasiado tarde para huir.Esta vez estaba vestido diferente a lo que solía acostumbrar, cargaba unos jeans ajustados a su cuerpo junto a una polera de cuello negra y a su look se agregaba sus lentes de sol negros.
Caminó hacia a mi y sonrió cual modelo de revista, hoy se veía muy diferente al resto de los días.–¿A donde iba con tanto apuro Ágatha? –Preguntó y yo todavía seguía atontada con su belleza y en mi cara se adornaba una ridícula sonrisa.
–¿Qué haces aquí? –Dije reaccionando y tratando de cambiar el asunto así como la expresión de mi rostro a uno más serio.
–Bueno, supuse que no irías a las clases, así que dicen por ahí que si Mahoma no va a la montaña, la montaña va a Mahoma... Y aquí me tienes. –Fruncí el ceño a lo que había dicho, es terco.
–Estaba a punto de salir así que si quieres quedarte esperando a dar clases tú solo, allá tú. –Dije retándolo y caminé esquivándolo pero me detuvo.
–Tú no irás a ningún lado, vas a recibir esas clases quieras o no. Por tu bien.
A veces Robert podía ser muy persistente y solía sonar como mi padre.
–No gracias... –Intenté soltarme pero como siempre el ganaba con su fuerza de hombre mayor.
–Ágatha no seas necia –Dijo en tono de regaño –Ya sabes lo que tú madre opina y no querrás que ella se enoje otra vez...
–Bien sabes que yo no tuve culpa en lo que TÚ me metiste y si quieres ir el con el chisme ¡adelante!
Por primera vez en mi vida había visto revirar los ojos a Robert y casi se me salía una risita por su acto.
–Dame las llaves de tu casa. –Me hizo con la mano indicando que colocara las llaves sobre ella.
–¿Qué? –Pregunté confundida.
–Dámelas. –Insistió
–¿Estás demente? No te las daré. –Finalicé.
Sin darme cuenta Robert me cogió de las piernas haciendo que quedara con pies arribas y manos abajo y mi trasero quedó muy cerca de su cara.
–¿Qué haces? ¡Bájame! –Golpee su espalda pero este hizo caso omiso a mis peticiones y dió un leve golpe a mi trasero.
Me cargó hasta llegar a la puerta de mi casa y me sujetó aún más fuerte y yo solo rogaba porque mi celular no cayera al piso y se estrellara.
–¡Dame las llaves! –Volvió a insistir.
–No te las daré, ¿entrarás así cargándome con mis padres adentro? –Mentí.
–Ágatha, tus padres están de viaje. Te escuché cuando se lo comentabas a tus amigas así que o me das las llaves o te meto en el auto. Tú decides. –Sentenció.
Hice un recordatorio y cierto, él había entrado al curso justo en el momento que estaba hablando con las chicas y era lógico que me había escuchado.
–Están en mi bolsillo izquierdo de atrás –Bufé resignada.
Robert buscó las llaves en el bolsillo trasero de mi pantalón y las halló.
Abrió la puerta de mi casa y la cerró apenas ingresamos, yo todavía encima de él.–Ya bájame –Imploré.
Robert caminó hasta el living de mi casa y me dio un agarrón para luego bajarme haciendo que cayera sentada en el sofá.
–Gatita, quita esa cara. No me gusta verte enojada conmigo. –Rogó y se sentó a mi lado.
Me crucé de brazos, traté de ignorarlo y al ver que no respondía siguió hablando. –Por cierto, ¿a donde se supone que ibas?–¡Eso no le interesa a usted! –Dije mirándolo fijamente a los ojos desafiándolo como casi nunca solía hacerlo.
–¡Estas muy rebelde niña! –Me tomó el rostro con sus manos y pegó el suyo al mío aspirando profundamente cerrando sus ojos como si disfrutara de mi olor. –Yo haré que retractes tu comportamiento, ¡no saldrás hasta que lleguen tus padres! –Dijo finalmente.
El revoloteo que sentía por el desafío que me incentivaba se había esfumado en un santiamén.
¡No puede ser que yo sea una presa en mi propia casa!***
Se viene lo bueno (?
Ágatha créeme es mejor que te hayas quedado. 🤭 😏
•Votos y comentarios por favor/🙌🏻❤️
–DXWNEYAZALEA
ESTÁS LEYENDO
No temas a las Leyes de la Atracción.
FanfictionÁgatha Daddario conoce al muy buen "casi ético" profesor Robert Downey Jr en su último año de bachillerato, ambos descubren el placer y lo muy excitante que puede ser lo prohibido. Muchos dicen que polos opuestos se atraen y ellos no serán la excep...