Capítulo 57

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Era ilógico pensar que un cinco no era del todo malo, pero sin duda lo que menos me importaba ahora era eso.
Toque varias veces la puerta hasta que afortunadamente me dejaron entrar al curso, ya casi terminaba la hora de clase.

–Ten, ayúdame a repartir estas lecciones. –Le entregué a Margot la mitad de las hojas que cargaba.

–¿Qué es esto? ¿física? –Hizo un mohín mirando las primeras hojas que sobresalían.

–Sí, ayúdame a entregar esto rápido, antes de que todo el curso se vaya.

–Me pregunto quién habrá salido bien, ¿cuánto sacaste?

–No muy bien, cinco.

–Vaya... y eso que eres Ágatha. –Rió

La miré ceñuda ante su comentario y comenzamos a repartir las hojas.
Después de un rato la vi venir corriendo hacia mi con una sonrisa estampada en su rostro.

–Mira –Me mostró una de las hojas en donde estaba marcado con bolígrafo rojo un siete, luego vi el nombre y era su hoja. –No esperaba sacarme esta nota jaja, después de todo Downey no es tan malo.

–Pues felicidades, por lo menos tú saliste bien.

Y ciertamente, Margot era mucho mejor para la física que yo.

•••

–¿Y a qué crees que se debe su tal inoportuno comportamiento? –Preguntó la castaña que tenía a mi lado caminando hacia el estacionamiento.
Esa pregunta me revoloteaba en la cabeza, pero simplemente no le encontraba una respuesta. Lo único que entendía es que el acercamiento de hoy, no pudo dejarme más en claro que Robert está y estará por mucho tiempo provocándome sensaciones incontrolables dentro de mí.

–No lo sé, es extraño. Es como si me odiara de repente y luego pum, llega a mi como si nada. –Me encogí de hombros. 

–Es fácil Ágatha, el hombre está desesperado, ¡qué digo desesperado! ¡está CELOSO al verte en brazos de otro!

Robert 0 – Ágatha 1

–Creo que quiere tenerme comiendo de sus manos...–Fruncí el entrecejo. –No sé, pero es algo que me inquieta demasiado, su presencia me hace temblar, me hace dudar de todas las decisiones que alguna vez haya podido tomar.

–La cuestión es si tú quieres que esas manos te hagan comer y quien sabe qué más... –Rió por lo bajo.

–¡Margot siento que no me estás ayudando!

–Shhh, calla que ahí viene. –Dijo señalando detrás de mi.

–¿Qué? ¿Quién viene?

Giré sobre mis talones y vi al hombre del que hablábamos segundos atrás, cargaba su celular en la mano al parecer terminando de textear algo, luego alzó su mirada y se encontró con mis ojos fijos en él.

Creo que me puse roja

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Creo que me puse roja.
Lo vi rodear su carro y guardó en él su maletín, pensé que iba a entrar pero en cambio, se dirigió hasta a mi.

–¿Va para su casa? –Preguntó con su semblante serio y sus manos dentro de sus bolsillos del pantalón.
Se veía algo cansado y tenía el cabello un poco revuelto, no como hace unas horas.

–¡Responde! –Margot me dió un apretón disimulado en el antebrazo.

–¡Ah-h no-o no! Estoy esperando a alguien. Gracias.

–Insisto, puedo llevarlas a ambas.

Miré a Margot para que me sacara de apuros, y en vez de eso dijo:

–No profesor, en realidad la que está esperando soy yo. Ágatha no tiene en qué irse, pero gracias.

¿QUÉ?
¿Era en serio lo que había escuchando?
Sentía que la traición estaba sintiéndose demasiado obvia para mi.

–Entonces señorita Daddario. –Insistió, indicándome que me subiera al auto.

Volví a posar mi mirada en Margot, fulminándola al mismo tiempo que le imploraba que me salvara de irme con él. Sin embargo ni hizo ni dijo nada.

¡Mi mejor amiga me había entregado a la garras del lobo!

Él me acompañó abriendo la puerta de su coche. Lo vi remangarse la camisa antes de arrancar,  y despertó en mi un sentimiento ligeramente erótico.
Me regañé por lo pensamientos que estaban aflorando en mi mente, me limité a no decir nada y me concentré en lo más mínimo que veía por la ventana.

Y aunque había pasado poco menos de quince minutos, los cuales se me estaban haciendo una completa eternidad, Robert no me había presionado de otras formas, aunque podía sentir su mirada en ciertas ocasiones, simplemente se dedico a conducir.

–Hemos llegado

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–Hemos llegado...  –Pronunció débilmente, era como si temiera a mi reacción o lo que sea que yo dijera. Me asombraba el nivel de voz que utilizaba en estos momentos, me hacía sentir que ahora todo se había vuelto mucho más fácil para mi, podía ser yo quien dijera las cosas duras.

Alcé mi vista y vi la cafetería que se encontraba a unas cuadras de mi casa, fruncí el ceño y lo miré.

–Quiero invitarte un café, ¿puedes bajarte y venir conmigo? –Dijo apagando el motor.

Bajé del auto y le seguí, nos sentamos y Robert ordenó un café y una malteada. Estuve jugando con mis manos sin decir una sola palabra.

–¿Cómo vas con tus clases?

¿En serio ahora se viene a interesar por mi?

–¿A qué juegas Robert? –Enarque una ceja.

–No juego, Ágatha. Solo que tengo la necesidad de hablar contigo, es decir, quiero reivindicarme... Lo de hoy...

¿Reivindicarse? ¿De todo el dolor que me está causando?
Sentí que la sangre me hervía nuevamente al recordar el último comportamiento que había provocado su alter ego con Margot y conmigo, sobre todo con Margot.

–No sé qué intentas Robert pero lo de hoy, queda hasta allí. – Hablé con demasiada seguridad que hasta yo había quedado perpleja. – Creo que te estás equivocando nuevamente.

–Escúchame.

–No tenías por qué traerme y accedí, y fue un completo error. Me tengo que ir profesor.

Me tomé unos segundos para mirar su expresión y sentí un poco de culpa, pero hice lo correcto. Me paré apresuradamente y comencé a correr hacia mi casa, entré cerrando la puerta y me aferré a ella, volví a humedecer mi rostro con las lágrimas que involuntariamente estaban apareciendo. Me dolía, sí, pero Robert era el principal culpable de todo el dolor que yo sentía y lo menos que podía hacer era huir.... Huir de él, y de sus manos que intentaban de alguna manera, calmar mi corazón.

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¿Ágatha debería aceptarlo nuevamente?
Opiniones y sugerencias en los comentarios.
Las leo. ❤️⤵️

–DXWNEYAZALEA

No temas a las Leyes de la Atracción.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora