No temas a las Leyes de la Atracción.

Capítulo 1

Es increíble cómo pudo cambiar mi vida, me ilusioné con algo que no podía tener.
Él tenía razón, tal vez uno entrega mucho para no recibir nada a cambio. Y desde ahí supe que quizás eras tú pero no nuestro momento.

                                        •••
Mi vida dio un vuelco inesperado en Mayo del 2015.
La jodida alarma sonó antes de lo inesperado y ahí estaba, parada frente al espejo con una cara de muerto viviente como los the The Walking Dead.
Me dirigí a la ducha apresuradamente y como pude me bañé rápido, no tarde mucho así que me puse un vestido rojo casual con mis zapatos bajos acompañados de mi bolso.

Dejé mi cabello húmedo suelto y me dirigí al garaje en donde se encontraba un Mustang negro el cual había sido un regalo de parte de papá por mi décimo séptimo cumpleaños.

Mi padre trabaja como gerente en una compañía de carros por lo cual se le facilitó dármelo como regalo. Salí disparada lo que hizo que no tenga tiempo de despedirme de mamá.
En el trayecto fui llevando a las cuatro mejores amigas que he podido tener.
Margot es mi amiga desde hace un año, ha sido una de las mejores personas que he podido conocer con Arlete tenían dieciocho años cada una, en sí las más "viejas" del grupo. Maggie como nosotras le decíamos tenía dieciséis años y aunque le ganábamos en edad era la más perra de todas.
En poco tiempo llegamos a Santa Mónica High School donde nuestros padres habían tenido la suerte de ponernos en el mismo salón.
Una vez dentro ingresamos a lo que había sido nuestro curso durante mucho tiempo. Habían llegado rumores de que este año tendríamos por primera vez un profesor de física el cual daría por primera vez a los de tercero de bachillerato en el colegio, mientras tanto las chicas y yo nos pusimos al tanto de todo lo que habíamos realizado durante el periodo de vacaciones.

La campana indicó el inicio de clases por lo cual todos buscamos nuestros asientos.
Al instante un calzado negro, una voz autoritaria y un perfume embriagador se hizo presente en todo el salón.

–¡Buenos días, jóvenes! Soy Robert Downey Jr su nuevo profesor de física y espero que trabajemos todos en conjunto el resto del año.

El nuevo profesor había dado inicio a su clase y por lo visto todas las chicas estaban hablando de él, hasta mis amigas.
Se escuchaban murmullos de lo atractivo que era y de lo muy bien que vestía y olía.

–Disculpen pero como recién llegué hoy, no tengo la lista con sus nombres. Así que no queda más que presentarse. –Dijo el Profesor.
Eran alrededor de 20 compañeros los que tenían que decir sus nombres antes que yo. 
¡Quién me manda a sentarme a lo último!
Cada una de las chicas (incluyendo las tres zorras de amigas que tengo), habían pasado a decir sus nombres, lo veían con miradas de lujurias, guiños e incluso mordidas de labio y él trataba de evitar aquellas incómodas situaciones.

–Mi nombre es Ágatha Daddario y tengo 17 años.
–Un gusto Srta Daddario, tome asiento.

Escuché como pronunciaba mi apellido y no sé por qué pero sonó tan jodidamente sexy saliendo de su boca y sus impresionantes ojos color avellana no se despegaban de los míos.

El profesor Downey comenzó su imponente clase con el tema del "trabajo experimental", hizo participar a algunos de mis compañeros, entre hombres y mujeres, de las cuales todas respondían de forma muy acaramelada.

Sinceramente la física no era mi fuerte,  y yo rogaba al cielo para que no me haga participar a mi, o si no sería LA VERGÜENZA, afortunadamente el tiempo pasó lo más rápido posible evitando que esto suceda.

–Bueno jóvenes, un placer trabajar con ustedes. ¡Pasen bien! –Finalizó por terminada su hora para así salir de las cuatro paredes, las cuales había inundado con su olor a perfume caro.

Ni bien habían salido y los murmullos empezaron otra vez, mis compañeras estaban locas, en todo el sentido de la palabra.

–Joder, de ¡¿dónde habrá salido tremendo bombón?! –Comentó Margot.

–No lo sé, pero algo que si tengo claro es que está re bueno. –Dijo Arlete.

–Bueno sí, el profesor no está nada mal –Dije y todas comenzamos a reír.

–Te diste cuenta ¿cómo te miró cuando dijiste tu nombre? –Creo que logré ponerme roja con lo que había dicho Maggie, rápidamente negué.

–¿Qué cosas dices? –Negué rápidamente tratando de pasar desapercibida frente a mi amiga y actué como si me hubiera mirado normal. –De seguro son cosas de tu mente. –Reí.

Y sinceramente no había sido la única que había percibido el gran contacto visual que había logrado con el más guapo profesor (ahora nombrado) como el mejor de todo el colegio.

                                      •••

Para el receso fuimos a comprar al bar, optamos por comer un poco de coca cola junto con sándwichs de pollo.

–¿Y si nos sentamos en la mesas de allá? –Propuso Maggie señalando unas mesas que quedaban bajo la sombra de árboles que estaban cerca de ahí.

Empezamos a degustar la buena comida que habíamos elegido cuando Margot señaló al profesor Downey que se encontraba rodeado de algunas chicas y el reía cordial con ellas.

Lo seguí analizando por unos minutos hasta que logró mirarme otra vez, él seguía hablando con ellas pero sus ojos no se despegaban de los míos.
La conexión era inevitable y desde ahí supe que esto no era todo.