Y ahí estaba yo, parada al frente del despacho del profesor Downey, para esto necesité de toda la suerte posible que mis amigas me habían brindado. La razón del llamado del profesor aún no lo comprendía.
Mis nervios estaban de punta, ¿acaso quería matarme por no haber respondido su puñetera pregunta?
Caminaba de un lado al otro, sin parar.
¡Vámos Ágatha! Sólo debes tocar la jodida puerta y ¡ya!
Me repetía una y otra vez.
No tuve que tocar más de tres veces para que su voz me dijera "adelante" y mis pies se adentraran a esas cuatro paredes que ya estaban impregnadas con su olor.
–Con permiso. –Dije nerviosa.
–Tome asiento, señorita Daddario. –Ordenó Downey concentrado en su portátil. Hice caso a lo que me pidió, y ahora sólo me dedicaba a jugar con mis manos. –Así que no presta atención en clase, Ágatha. –Dijo serio posando sus ojos en los míos.
–Ya me disculpé profesor, fue sólo una pequeña distracción.
–Bien, espero que no se repita. –Ordenó y mi corazón no podía controlar los latidos extremos por los cuales me hacia pasar este hombre, a lo que respondí con un "no lo dude" –¿Cómo estás? –Preguntó de repente.
Su cambio de tono se suavizó y mi cuerpo al fin se pudo relajar de lo tenso que estaba. Robert no dejaba de mirarme y eso hacía que me desarmara completamente.
–Bien, sólo que un poco confundida por su cambio de humor hoy día. –Respondí sincerándome y rogando al cielo que no me mande al carajo.
–Lamento lo de hoy, no fue mi intención que me notaras tan "ogro". –Dijo suavizando aún más su expresión. –Por cierto, estás bellísima.
Mi cara estaba ruborizada a mil y acababa de darme cuenta de algo: adoraba que él sea la persona que me halague.
Sólo pude soltar un risita de lo roja que me había puesto.–Por cierto Ágatha, estaba ansioso por verte hoy día, ya te lo dije ayer por la noche.
Robert me dejaba sin palabras, creo que me estaba atontando más de lo normal.
–Yo también quería verlo –Admití aún colorada. –Y ahm, me va a decir ¿cómo consiguió mi número? –Insistí.
–¡Vaya que eres persistente! –Dijo riendo –No me obligues a revelar mis tácticas. –Guiñó su precioso ojo derecho.
–Si no es mucho pedir –Dije encogiendo mis hombros.
–Revisé tu acta del colegio y pues ahí lo encontré.
¡Uh! No recordaba que había dado mi número cuando me inscribieron mis padres aquí.–Ahora entiendo –Dije todavía pensativa.
El profesor se levantó de su asiento y caminó alrededor del escritorio para quedar justo a centímetros de mi, se recostó en este y puso sus manos sobre mi mejilla.
–Señorita Daddario –Dijo para tomar una pausa –Me haría feliz si me permite invitarla a cenar el viernes en la noche.¡Oh, mi Dios! ¿Acaso las invitaciones serían algo más constante?
¡Mierda! Le digo que si o qué no...–¿Ágatha? –Mencionó mi nombre para llamar mi atención.
–Sí, me encantaría –Respondí finalmente a lo que el respondió con una leve sonrisa. –Bueno, será mejor que vaya de regreso a clases –Dije parándome de mi asiento.
Sentí la mirada de Robert sobre mi cuerpo, provocándome una corriente eléctrica. Seguí caminando hasta la puerta.
–Ahm y Ágatha –Escuché su llamado antes que yo girara la manija para abrir la puerta. Me giré para verlo y el venía hasta donde yo me encontraba. –El viernes a las siete de la noche la pasaré recogiendo. –Dijo para luego depositar un beso cerca de mis labios, mi piel comenzó a erizarse y el espacio entre la puerta y yo era muy diminuto, estaba arrinconándome contra esta.
Logré musitar un "Está bien" para luego salir de ese lugar, sentía que si no lo hacía me asfixiaría por culpa de él. No sabía si lo que estaba haciendo estaba correcto, simplemente me estaba dejando llevar por lo que mis sentimientos querían.
Me dirigí al baño y aproveché que no había nadie, necesitaba estar sola un momento.
Miré al espejo y me vi ahí con los colores aún en mi cara y un poco de sudor que caía por mi rostro.¿Qué me estaba pasando?
Negué para mí misma y salí de ahí aún con las puntas del nervio que me provocaba ese hombre.
Miré el reloj y aún faltaban 15 minutos aproximadamente para que termine el recreo.
Busqué con la mirada a mi grupo de locas amigas, hasta que las vi sentadas todas en un círculo, cerca del jodido árbol que les cubría del sol.
Fuí directo a ellas sin importarme el no comer, pues hasta él hambre se me había ido por culpa de él.–¿Y? ¿Qué pasó? ¿Que te dijo? –Preguntó Margot al darse cuenta de mi presencia.
Okey Ágatha no pensarás decirles la verdad o ¿si?
Obvio no, bueno no hasta ver qué pasa.
Aunque sentía mucho mentirles, no creo que era apropiado contarles.–Nada importante –Dije y ellas estaban expectantes a lo que decía –Solo me replicó, me dio una charla sobre que el estudio es importante y dijo que la próxima llamaría a mamá por lo que terminé rogándole que no volvería a pasar y fin. –Tomé asiento junto a ellas.
–¡Gracias al cielo! –Dijo Arlete –No me hubiera perdonado que el buenote del profesor mandara a llamar a tu mamá por mi culpa. –Dijo haciendo cara de perrito triste.
–Si pero ya no hay de qué preocuparse –Dije abrazando a Arlete para que se le vaya la culpa.
El timbre tocó y todas nos adentramos nuevamente a las jodidas clases.•••
A la salida, me dirigía a tomar un taxi que me llevara hasta mi casa. Pero una voz me detuvo.
–Ágatha –Escuche a Margot decir mi nombre.
–¿Sí? –Respondí girando en dirección a ella.
–¿Acaso estás ocultando algo? –Soltó de repente.
¡Mierda!
***
Hasta aquí el capítulo.
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-DXWNEYAZALEA
No desesperen ya vendrá la acción🌝
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No temas a las Leyes de la Atracción.
FanfictionÁgatha Daddario conoce al muy buen "casi ético" profesor Robert Downey Jr en su último año de bachillerato, ambos descubren el placer y lo muy excitante que puede ser lo prohibido. Muchos dicen que polos opuestos se atraen y ellos no serán la excep...