Capítulo 37

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–¡Estas demente si piensas que me voy a quedar aquí encerrada! –Refunfuñé mientras lo fulminaba con la mirada.

–Te vas a divertir, hazme caso. –Aseguró y tocó con su dedo la punta de mi nariz, me pareció algo inusual en él pero a la vez tierno.

Seguía sentada en uno de los muebles de mi casa mirando a la nada, el tiempo no avanzaba y yo seguía ahí estática, sin hacer ni decir nada.
Robert se levantó y lo vi de reojo caminar analizando la casa a profundidad.

–¿Acaso no hay nada para comer aquí? –Gritó desde la alacena.

Recordé que efectivamente no estaba muy lleno que digamos el refrigerador, Robert apareció nuevamente frente a mí esperando una respuesta.

–No... –Confirmé –Solo me dejaron dinero.

–Tengo una idea.

–¿Ahora qué? –Pregunté fingiendo interés.

–¿Qué te parece si vamos de compras y luego volvemos para hacer la cena y después vemos una película?

¡Wao! Traté de disimular mi cara de impresión, ¿realmente estaba con el profesor de física? ¿Aquel que solía comportarse como un idiota en ciertas ocasiones? ¿Ese mismo me estaba proponiendo algo tan romántico de "parejas"?

–¿Qué dices? –Insistió nuevamente sacándome de mis pensamientos.

Asentí y sin previo aviso tomó mi mano lo que hizo que me parara del mueble en el cual estaba.

–¿Cuánto se necesita? –Pregunté observando el dinero que estaba encima de la mesa.

–No te preocupes, corre por mi cuenta.

–No, no. –Negué –No es necesario.

–Claro que sí, más bien... –Se detuvo a pensar unos segundos. –Guarda ese dinero para ti y luego dices que lo ocupaste en comida. –Guiñó su ojo derecho ante la idea que había surgido en el.

No seguí insistiendo ya que había recordado uno de los tantos consejos que me habían dado mis amigas días anteriores:

"Siempre sácales provecho. Si te invitan algo, te regalan algo, cualquier cosa, lo que sea. Acéptales y más aún si es dinero, es mejor que gasten en ti todo a que lo hagan con otra persona."

Recordé aquellas palabras que habían quedado grabadas como un casete en mi memoria, palabras dichas por Arlete.
Guardé mi celular en el bolsillo de mi pantalón y caminé junto a Robert hacia la salida.
Por mi mente pasó la palabra [Escape] y pensé unos minutos en los pro y contras de la situación, algo en mí quería saber por qué del comportamiento de Robert y rechacé esa idea por completo aunque muy en el fondo sabía que quería estar a su lado porque aunque parezca tóxico, amaba el tiempo que compartía con él.
Inmediatamente me subí en su coche, sin antes ver cómo había la puerta para mí.

–Ponte el cinturón. –Dijo una vez dentro y obedecí.

Arrancó y mientras conducía yo iba entretenida en mi celular, alcé las piernas para sentirme más cómoda pero luego de un segundo fruncí el ceño cuando sentí que las manos de Robert me tocaban indicándome que baje mis piernas de ahí.
No me tocó otra cosa más que obedecer a fin de cuentas era su carro no el mío.
Condujo veinte minutos aproximadamente y nos detuvimos en un Walmart para realizar las compras, o más bien, que Robert comprara todo lo que tenía en mente.
Robert agarró uno de esos carritos de compras y solo hice que él me guíe por todo el lugar.

–¿Qué te parece este? –Dijo mientras agarraba un vino tinto.

Asentí confirmándole que estaba de acuerdo con lo que sea que él eligiera y luego este se lo quedó analizando para luego ponerlo en el carrito.

No temas a las Leyes de la Atracción.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora