Los días pasaban y Tomas se había convertido en una persona frecuente en mi vida, me estaba acostumbrando a verlo a diario, casi siempre en el recreo y algunas veces de repente asistía a mi casa.
Formaba parte de mi circulo social e incluso mi familia ya le había dado el visto bueno.
Es una persona agradable, el tiempo no se cuenta cuando estás con él y eso lo había aprendido durante las últimas semanas.
En el colegio, nada cambiaba excepto por algunos casos en donde me veía obligada a apartarme de él por unos instantes todo a causa de Robert.
De la nada, cuando tenía clase con él, antes de la hora de recreo, si tenía mala suerte nos dejaba sin recreo poniendo de excusa lo mal que estábamos en la materia; ya lo había conseguido una vez pero parecía que se le estaba haciendo costumbre.
Y ni hablar de su pésimo humor, ahora parecía el típico profesor imponente sin gracia, ya casi no reía, no hacía bromas y siempre nos recalcaba que no podíamos hacer bien un ejercicio.
Por otra parte, Margot estaba casi harta de él, sobre todo por su comportamiento hacia ella y a las demás.
Un día, en mi desesperación por querer explicaciones de su parte, Margot trató de ayudarme.–No Margot, no. Mejor no vayas.
–Tú déjame a mi, que yo hablo con él. Para que ya se vaya dejando de tonterías respecto a ti.
Fue cuando la vi avanzar hacia él, tan decidida como siempre mientras yo moría de los nervios. No sabía por que había hecho que se le metiera esa idea pero no había marcha atrás. Una vez más me estaba complaciendo.
Cuando vi que se había acercado a él, avancé un poco hacia ellos para poder mirar mejor a lo lejos.
Me paré a pocos metros de ellos y me dediqué a contemplar la escena. Robert sentado a su izquierda con el ceño fruncido.
Caminé hasta un árbol y me coloqué detrás de él para no ser tan evidente, y esperé un poco.
Creo que no había pasado ni diez minutos cuando vi que Margot venía de regreso.–¡No te me acerques, lo quiero matar Ágatha!
La miré directo a los ojos y éstos destellaban furia, enojo y decepción. Estaba roja del coraje.
–¿Pero que-é paso-ó?
Fue lo único que pude decir, evidentemente no había pasado nada bueno, probablemente por mi culpa.
La seguí hasta que llegamos hasta las escaleras y nos sentamos ahí.
–Vamos, háblame Margot. –Tenía sus manos cubriendo su cara y el color rojizo cada vez aumentaba más en sus mejillas.
–Yo me acerqué le dije que quería hablar con él, me miró obviamente extrañado porque supongo que nunca esperó que yo lo buscara para hablar... –Tomó una leve pausa. –Y le dije que como se ha de imaginar yo estoy al corriente de tu relación con él....
–Ay, no, no, no. ¿Y él que te dijo? –Comencé a caminar desesperadamente de un lado a otro.
–Bueno, no me dijo algo en específico pero supongo que la confesión le sorprendió, se veía frustrado y solo tuve que seguir hablando. Le dije que tú realmente lo querías, que a ti te afectaba su actitud y que no querías que...ya sabes... todo lo bonito se venga abajo.
–¿YYY? ¡JODER NO PARES!
–Me dijo que lo que había entre tú y él es demasiado complicado, que no quería tener problemas con tus padres, con el trabajo. Que lo que tú dices sentir por él, no es amor, que puede ser una obsesión... Que no lo buscara más y que esto nunca pasó. –Cada palabra que decía Margot, me destrozaba, era como si lo estuviera escuchando a él decírmelo. – O sea, ni siquiera me dejó explicarle, lo peor de todo fue el tono en que me lo dijo, no era el profesor Robert Downey, que habíamos conocido hace meses. Fue muy cruel. –Respiró hondo y comenzó botar algunas lágrimas. Yo estaba atónita observándola. –Lo siento pero es que lo que me dijo me dejó perpleja, nunca esperé algo así de él y menos con todo lo que tú sientes, ¡es demasiado!
–Esto es mi culpa. –Solté en un susurro después de un pequeño tiempo.
–¿Que-é dices?
–Que sí, que es mi culpa, no debí dejar que fueras a hablar con él y menos con todo lo que ha pasado últimamente; debí suponer cómo te trataría. Ay Margot, me siento taaan mal, Robert no me ama.
Irremediablemente comencé a llorar, todas las cosas que había dicho fueron muy hirientes. Lo había perdido hace mucho y creo que la resignación todavía estaba muy lejana para mi.
–Tengo que hablar con él. Espérame aquí o mejor anda al curso, te veo en un rato.
Salí corriendo hacia los lugares en donde podía estar y como todavía era la hora de receso, tal vez podía encontrarlo en el patio.
Vagué por unos minutos pero no lo hallé en ninguna parte, me había dado cuenta que me faltó revisar en su despacho y me dirigí al lugar. No sabía precisamente lo que le iba a decir pero ya estaba frente a su puerta y tenía que armarme de valor. Al poco rato abrió la puerta y se sorprendió al verme parada frente a él.
–¿Puedo pasar? –Lo vi hacer un mohín inquieto, pero solo se limitó a señalarme que pasara.
–Ya mismo tengo que dar clases. –Dijo secamente, volviendo a su asiento.
–Te prometo que no demoraré mucho.
–Entonces, continúa.
–Yo me siento muy avergonzada por lo que pasó entre Margot y tú, ella no se merecía que la tratarás así, todo ha sido mi culpa... Lamento haberme ilusionado demasiado contigo, realmente pensé que nosotros... –Suspiré –...nada...sólo... prometo que ya no volveré a insistir...
–Disculpe profesor Downey... –Irrumpió un hombre de mediana altura, parecía un padre de familia.
–Señorita Daddario, puede buscarme después de clases para seguir hablando de ese tema...
–No profesor, era todo lo que tenía que decir.
Salí de ahí demasiado molesta conmigo misma, con la vida y con él. ¿Realmente todo había terminado? ¿merecía esto?
Me sequé las lagrimas que empezaban a asomar y esperé un rato a calmarme en mi soledad.
Me apenaba la situación en la que había puesto a Margot.
Y prácticamente desde aquel día, Robert había tirado la supuesta amistad "alumno - profesor" por el piso, lo cual él lo hacía mucho más notorio en su comportamiento; actuaba como si fuéramos inexistentes en el colegio. Ni un saludo de "buenos días profesor" era naturalmente bueno en el ambiente, siempre alguna de nosotras quedaba totalmente ignorada.
Supongo que el que me ignorara se había vuelto normal pero el que lo hiciera con las chicas, estaba fuera de lugar.
Así que tratábamos de evitarlo, si es que no queríamos tener problemas con él.
Por un lado me libraba de la tortura que conllevaba verlo. En las clases trataba de concentrarme realmente en el trabajo, fuera de ésta, no nos reconocíamos.
***
¿Qué opinan sobre el profesor?🙈
Las leo. 💜
–DXWNEYAZALEA
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No temas a las Leyes de la Atracción.
FanfictionÁgatha Daddario conoce al muy buen "casi ético" profesor Robert Downey Jr en su último año de bachillerato, ambos descubren el placer y lo muy excitante que puede ser lo prohibido. Muchos dicen que polos opuestos se atraen y ellos no serán la excep...