Capítulo 84

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–Hola –Sonreí un poco intimidada por su mirada. Tenía un toque de misterio.

Giré para todos los lados y al verificar que no hubiera nadie me atreví a darle un beso. Robert me tomó del cuello y con su otra mano me sostuvo de las caderas profundizando el beso y apegándome mas a él.
No era extraño que algo dentro de mi me hiciera remover inquieta y deseosa de más.

–Mmmm. –Se despegó de mi boca con una última succión a mi labio inferior. –Ya extrañaba esa boquita que tienes.

–Yo también, no he parado de pensarte. –Sonreí. –¿A dónde vamos?

–Vamos a celebrar en mi casa lo bella que estuviste hoy.

–Perfecto, tengo una invitación para ti, en mi casa. Con mis padres y creo que el director y otros profesores. –Le entregué el sobre.

Robert la observó y la leyó en voz en bajita.

–¿A las 5? –Asentí. –Muy bien tenemos casi toda la tarde. Vamos sube.

Se soltó de mi agarre y me abrió la puerta del auto.

–Pero no me he cambiado el uniforme, creo que debería mejor ir a mi casa y luego te alcanzo en la tuya.

–No, no. Me gusta como te queda esa falda, estás perfecta así. Quiero que te quedes así.

–Pensé que no te gustaba el uniforme...

–Me gusta como te queda a ti.

–Mmm, okey profesor.

No entendía por qué del misterio que se cargaba Robert pero sabía a donde quería llegar. Antes de meterme en el auto, pasé muy cerca estableciendo un leve contacto entre mi trasero y la superficie de su creciente bulto, lo estaba provocando. Robert estaba demasiado inquieto y podía jurar que ya la tenía muy dura y que podía hacerme suya si quisiera en el parking del colegio o quizás llevarme a rastras a su oficina y cogerme contra su escritorio, pero era algo a lo que Robert no sería capaz de arriesgarse otra vez.... Me reí conteniendo un poco mi humor y me mordí la mejilla interna.

Me recline en el asiento, me quite los tacones y cruce las piernas haciendo que se subiera un poco más la falda.
Robert rodeó rápidamente el auto y subió para luego arrancar desesperadamente y conducir hasta su departamento.


~•~

–Por ti, por tus logros, por nosotros y por esa exquisita falda que traes puesta. –Chocó su copa con la mía y bebió el champán de un sorbo entero. –¿Por qué casi nunca te las has puesto?

–Esta es otra, la que solía usar no tiene los 5 cm menos de tela por arriba de la rodilla. Agradécele a mi mami que me la hizo especialmente para el juramento.

–Muy acertada la señora Daddario.

Yo creo que fue algo exagerado...

–No digas eso, luce perfecta en ti. –Acortó la distancia que había entre ambos, quito la copa de mis manos y la dejó a un costado donde estuviera segura de cualquier incidente. –Me gusta.

Susurró cerca de mis labios y luego los tomó como suyos y me envolvió con su calor.

–Sube –Ordenó y con su mano le entendí que quería que rodeara su cintura con mis piernas.

Le obedecí y me cargó hasta llegar a su habitación, me bajó con cuidado y me sentó en la cama, observando mientras se quitaba los zapatos y dejaba a un lado su saco sobre un mueble.

No temas a las Leyes de la Atracción.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora