Estaba sentada mirando el blanco pizarrón, había llegado más temprano de lo normal, así que me encontraba sola en el gran salón de clases, esperaba a que llegaran mis amigas pronto y que veamos las clases después.
Fue cuando lo vi entrar nuevamente por esa puerta, para después cerrarla a medida que iba ingresando, se veía exquisitamente sensual, me miró y se acercó casi en apuros.–Gatita... –Susurró frente a mi, acariciándome suavemente la cara junto con alguno mechones que se me venían a la cara.
–Robert.
Tragué pesadamente saliva, este se inclinó para besarme y pude sentir su lengua pidiendo entrar en mi boca.
Hizo que me levantara al ritmo en que nuestras bocas se movían, puso presión al sujetarme las caderas rozando su creciente erección en mi, lo que me provocó soltar un leve gemido.–Vamos gatita, di que te haga mía. –Pidió
Yo plácidamente asentía, mientras este me tumbaba en el escritorio del curso, me había bajado el pantalón y ahora me daba de nalgadas exigiendo una respuesta.
–Si, si, si –Chisté
–¿Si qué? –Me dió otro golpe.
–Hazme tuya, Robert.
Sentí a mis espaldas el goce de su sonrisa dibujada en su rostro, con su mano izquierda todavía me tenía sujetada en el frío escritorio y con la otra escuché cómo bajaba el cierre de su pantalón.
Separó mis piernas más y me penetró de golpe, como si ya lo necesitara.–¡Ágatha! ¡Ágatha! –La voz de Margot me sacó de mi sueño/fantasía.
–¿Qué pasó? –Me reincorporé en mi asiento.
–No sé, de repente me fui un rato y te encontré dormida.
Me tallé los ojos por un buen tiempo.
–Mmm. –Murmuré bostezando otro poco. –Casi no he dormido.
–Se te nota en las ojeras que te cargas, creo que el hablar con él, en vez de mejorar tu situación, la empeoró. –Negó con la cabeza.
•••
–Bueno, solo necesito que armen parejas y trabajen en la página 50 sección 10 del libro. –Robert dio las órdenes desde su escritorio.Lo que me había llevado al sueño antes de su llegada al curso.
Qué excitante había sido ese sueño.
Yo debajo de él.
Él haciéndome suya.
Definitivamente, extrañaba la fricción de nuestros cuerpos.
Extrañaba todo de él, su rostro tan maravilloso, la forma en la que me hacía el amor, a veces delicadamente y otras demasiado salvaje, extrañaba su ser.
Y era muy doloroso tener que contemplarlo desde aquí.No sé cuánto tiempo, estuve mirándolo pero creo que hubiera seguido así por la eternidad, hasta que escuché que me hablaban desde una distancia corta.
–¿Sabes que él nunca andaría contigo verdad? –La voz de Gia sucumbió en mis oídos sacándome de mi trance.
Me detuve a mirarla por unos segundos, luego la fulminé con la mirada y respiré hondo pensando en lo que podía decirle.
–Y mucho menos con vos. –Solté y puse mi vista a lo que sea que me sacara de apuros en estos momentos. –Deberías dejarme en paz y comenzar a hacer lo que pidió.
Para mi buena suerte, ésta no siguió respondiéndome y cuando vi que se había alejado, cambié la dirección de mi mirada y me topé con la de Robert, que, al parecer había presenciado todo.
No supe distinguir la actitud que tenía, estaba serio pero no sabía si también enojado por lo que acababa de pasar.El que Gia tal vez supiera y diera por sentado que había un sentimiento de mí hacia Robert, sin duda me ponía histérica; sobre todo que se mofara de aquello.
No sabía si lo que había respondido era lo correcto, pero solo no podía caer en lo que dijera ya que, no se trataba solo de mi, Robert estaba de por medio y cualquier acto en falso, podía ser un motivo más para que él se alejase de mi y quizás hasta perderlo.
Mientras trataba de concentrarme en terminar el trabajo, Robert recorría cada uno de los grupos de trabajo, fijándose en lo mínimo que el salón hiciera.–Como les dije la otra vez, tenemos que poner todo de nosotros para salir más que perfectos en la Expo, ya he designado las personas que van a hablar en los stands, que son como cuatro personas, de ahí solo necesito quién se encargue de ayudar a arreglar para que quede todo muy bonito.
–Profesor, ¿y quien va a hablar frente a toda esa gente? –Preguntó Margot.
–Creo que en mi maletín tengo la lista, pero hay más hombres que mujeres.
–Profesor, nosotras podemos ayudarlo con la decoración. –Señaló Arlete.
–¡Me encantaría! –Sonrió mi guapísimo profesor. –Es mucho mejor si lo hacen las mujeres, la anotó a ud señorita Vera y a quien más?
Instantáneamente Arlete me miró y entendí lo que trataba de decirme, negué pero cuando le iba a decir que no accediera, ya había hablado.
–Anote a Margot, Maggie y Ágatha.
Robert volvió a mirarme y me contempló durante unos segundos, luego sonrió de lado y anotó.
–Ya anote, aunque dudo que olvide las caras y nombres de mis alumnas más juiciosas.–Cuando dijo esto, posó su mirada en mí y yo de alguna extraña manera me ruboricé.
–¿Entonces cuándo podemos ayudarlo?
–Puede ser esta misma tarde, las estaré esperando.
Sonrió y minutos después dio por finalizada la clase.
***
Nuevo capítulo.
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–DXWNEYAZALEA
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No temas a las Leyes de la Atracción.
FanfictionÁgatha Daddario conoce al muy buen "casi ético" profesor Robert Downey Jr en su último año de bachillerato, ambos descubren el placer y lo muy excitante que puede ser lo prohibido. Muchos dicen que polos opuestos se atraen y ellos no serán la excep...