Capítulo 26

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Shaoran:

Es sábado, tengo tanto estrés del trabajo y aunando eso la presencia de Sakura mucho más.

Ling me pidió que saliéramos a bailar y tomar algo, como lo hemos hecho varias veces en China.

Lo pensé, no tenía ganas de salir, además no quería dejar sola a mi hija. Pero como si el destino me empujara a salir esa noche, Wei llega a casa. Mi hija se aferra a él, correspondiendo con mucho cariño.

—No se preocupe señor Li, salga y diviértase con su esposa, la noche es joven, ustedes son jóvenes.

Ling me toma la mano y su mirada me pide a gritos que salgamos. Suspiro y acepto salir. Me da un beso en la mejilla y sube las escaleras a cambiarse.

No puedo negar que todo le queda bien a ella, un vestido color celeste no tan holgado, ni tan apretado. Sus zapatos en tacón bajo, seguro para bailar hasta más no poder.

A Ling siempre le ha encantado bailar. Muy al contrario de mí, tengo los pies izquierdos.

Estoy con un jean azul oscuro, una camisa en color negro y una chaqueta ploma. Desconecto los seguros del auto y nos vamos a un bar que encontramos por el Google maps.

"Dancing" así se llama el sitio. Nos adentramos agarrados de las manos, un camarero nos lleva hacia una zona privada y tranquila. Observo todo y más allá veo un box donde hay varios sofá cómodos. Por lo visto una reunión de amigos se va a suscitar.

Pedimos sangría, quise no tomar mucho, además debo manejar. Ling en cambio pidió piña colada.

La música suena y hace mucho tiempo que no tarareaba una canción. Un grupo de rock está tocando en el centro de la pista. Desde donde estamos se ve todo excelente.

En eso escucho risas en el box siguiente, los reconozco al instante son Tomoyo y Eriol. Él le ayuda a sentarse y ella no deja de sonreír.

Mi intuición me grita que si ellos están y todos los sofás a un lado eso quiere decir que ella…

—¡Sakura por acá!—eso fue suficiente para saber que todos se reunirían.

La veo de la mano de ese sujeto. Está tan sonriente y muy animada. La observó con disimulo, su ropa la hace verse mucho más bella. Su cuerpo de adolescente ya no está más. Ahora es el de una mujer, una bella mujer.

—¿No son tus amigos cariño?—Ling me habla y la veo, está mirando a todos como escaneando. En eso veo que mira a Sakura con indiferencia.

—Ya no se si son mis amigos—tomo mi sangría con rapidez, un camarero pasa y le pido ron con hielo.

Quería tomar hasta ahogarme y olvidar por completo esta noche. No solo la mía se está arruinando también la de Ling.

Seguimos tomando en esa mesa todos tararean las canciones de rock en español que se toca. Recordé esa última noche juntos. La fogata, cantando a todo pulmón y por último terminar mojados por el chapuzón.

La veo a ella, está tomando demasiado. ¿Desde cuándo toma de esa manera? Ella nunca ha sido asidua a tomar.

La voz chillona de Mei hace que bufé, veo a Park que se acerca a ese sujeto y se saludan con un abrazo. Todos toman sus respectivos lugares, pero no se dan cuenta de mi presencia.

Enanitos verdes suena con Lamento Boliviano, una de mis favoritas, después que ese sujeto hizo de las suyas encima de la mesa, es que todos cantan.

Sakura se abraza de ese sujeto, me hierve la sangre de celos juntos y tan íntimos. Lo reconozco, estoy celoso. No soporto verla con otro hombre.

Ver qué la toque, que la manosee, y más coraje me da es que ella se deja llevar. Están cantando, gritando y saltando.

𝐍𝐮𝐞𝐬𝐭𝐫𝐨 𝐏𝐚𝐬𝐚𝐝𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora