Capítulo 37

526 48 10
                                    

Ling:

Él no puede estar acá, su presencia es una amenaza para mí, su maldita sonrisa y su pose de despreocupado me ponen peor.

—¡¿Qué haces acá?!—le digo furiosa.

—Ya te dije, te extrañaba, además no te has vuelto a comunicar conmigo bella—se acerca y me toma de la cintura—. Estás hermosa, siempre lo has sido, desde la adolescencia nunca hubo ninguna otra mujer como tú—me besa con deseo.

Xiang Ming, en la adolescencia cuando éramos los tres con Xiao-Lang nunca me llamo la atención, mis ojos y mi corazón le pertenecían a ese chico de ojos ámbar, pero lamentablemente nunca me vio como otra cosa.

Esa noche en la cena de navidad fue claro conmigo, nunca sentiría algo más por mí, se retiró de la fiesta y Ming también se fue. A los días posteriores me enteré que Xiao-Lang se había ido a Japón. Me sentí morir, quise ir tras él pero fue inútil.

En ese momento Xiang fue un apoyo para mí, me refugié en él, tanto que…

—Xiang para—jadeo en sus labios, eso hace siempre saca de mi a una mujer necesitada de amor y él desde la primera vez que estuvimos juntos sabe cómo hacerme llegar y disfrutar del sexo.

Porque eso es lo que hago con él, solo tenemos sexo. Xiang nunca más me volvió a hablar de amor desde que se enteró de mi secreto.

—Se que estás sola en esta inmensa casa, he descubierto como entrar así que todas las noches me tendrás en tu cama mi bella—me cruza de piernas y me devora completamente, reconozco que lo he extrañado, sus besos, sus caricias me llevan al cielo, me hace olvidar de todo y de todos.

Nuestras ropas salen volando por toda mi habitación, mis gemidos son callados por sus besos o debo reprimirlos con una almohada, no quiero que Wei o Akane me escuchen.

Su cuerpo musculoso se contrae con cada embestida y yo me pierdo en ese remolino de placer, no queda nada de mí cada que me toma en sus brazos. Xiang es todo un semental en las artes amatorias, terminamos jadeando y nuestros cuerpos sudando. Me mira con un extraño brillo, que después es reemplazado por su sonrisa coqueta.

—Te volviste loco al ingresar así a esta propiedad—le digo recorriendo su pecho desnudo.

—Lo que sea por verte, no soportaba ni un minuto más, si supieras cuánta falta me has hecho.

Sonrió y me explayo en la cama desnuda, ya estoy acostumbrada a que me vea de esa manera. Lo que acaba de pasar lo he necesitado, me he liberado tanto y me siento fresca.

—Pues deberás regresar por donde viniste querido—le respondo—. En unos días saldré de viaje y lamentablemente no estás invitado—me mira extrañado y aprovecho en entrar al baño.

Al salir me está esperando con los brazos cruzados a la altura de su pecho y su ceño fruncido.

—Ahora que tramas Ling—me dice—. Porque no dejas de una buena vez a Xiao-Lang, no te ama y tú tampoco.

—¡Tu que sabes!—respondo enojada—. Solo por estar juntos y tener sexo no te hace el indicado para opinar.

Mueve la cabeza y me jala a sus brazos, su cuerpo tan caliente está deseoso de volver a tomarme pero está vez estoy enojada. Me remuevo para alejarme pero siento su miembro duro y de una estocada me penetra y sin querer boto un gemido.

—Dime que no sientes nada cuando te tengo así, dime—me pregunta con su respiración entrecortada—. Sé que me amas, pero tú ambición es más grande que nuestro amor Ling.

—Es-estas lo-loco, yo no te amo—jadeo mientras estoy por llegar a un nuevo climax.

—A-¿A no?—se mueve con más fuerza dejándome con un temblor en todo mi cuerpo—. Ahhhhh, se que sí.

𝐍𝐮𝐞𝐬𝐭𝐫𝐨 𝐏𝐚𝐬𝐚𝐝𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora