Capítulo 41

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Shaoran:

Estoy muy conmocionado, llegó a la casa de mi hija, sí de mi hija porque esa casa está a su nombre. Eriol baja y pone su mano en mi hombro en señal de que me calmara.

Apenas llegamos Wei nos abre, mira con sorpresa y nos deja ingresar, todo está silencio, y no me gusta si soy sincero.

—¿Dónde está mi hija, Wei?—pregunto sin rodeos.

—Arriba señor—me señala las escaleras, estoy subiendo y algo rompiéndose acelera mi corazón.

Subo desesperado gritando el nombre de Akane, entro a su habitación y ahí la veo, con sus ojitos rojos y llorando. Está aferrada al oso verde que le dí, Ling está fuera de sí, con un cinturón en su mano.

Sin pensarlo me abalanzó a ella, le quitó el cinturón y me pongo como si de una muralla se tratase delante de mi hija.

—¡Estás loca Ling, con que derecho maltratas a mi hija!—la ira se apodera de mí, de reojo observó a Akane con sus brazos rojos y su mejilla hinchada, también la ha abofeteado—.¡Es una niña, por Dios!

—¡Tu tienes la culpa, te advertí que decidas por ella o esa maldita mujer que te ha rebanado los sesos!—está fuera de sí, hay algo diferente en ella, está con los ojos rojos, y su aliento a alcohol es muy fuerte.

—Estas borracha, así no podemos hablar, desde ahora te digo, Akane se va conmigo—tomo a mi hija de la mano, estamos por salir y Ling me sorprende con un arma—.¡De dónde la sacaste!

Mi hija se aferra a mi pecho y llora con mucho sentimiento, el rostro de Ling es de una desquiciada, debo sacar a mi hija de ahí, se le puede escapar un tiro y ahí sí sería un desastre.

—¡Escúchame bien Xiao-Lang, Akane es mi hija y puedo hacer con ella lo que me plazca, tú lárgate con esa zorra que te engaño en el pasado, anda ve para que te vuelva a engañar y sigas pensando que es santa y pura!—el arma suena y está por disparar.

—Mi relación con Sakura es muy aparte de nuestros problemas, tú siempre has sabido de mis sentimientos por ella.

Wei se asoma a la puerta, con mi cuerpo empujó a mi hija hacia afuera, necesito mantenerla a salvo. Un disparo se escapa del arma, rozando mi rostro, Wei aprovecha y carga a Akane. Me tocó el rostro y hay sangre en él.

Forcejeo con ella y logró desarmarla, en eso Eriol entra con un tipo alto de cabellos platinados, ojos celestes y con unos papeles en mano.

—¡Ya basta Ling, esto que acabas de hacer te puede costar una temporada en la cárcel!—intento que razone pero es inútil, está furiosa, me patea, me golpea, está fuera de control.

—¡Suéltame, me la llevaré lejos, no la verás nunca en tu vida!

—Eso no será posible señora—el tipo que está con Eriol, se acerca y le entrega los papeles donde está estrictamente prohibido que mi hija salga del país—. Acá tiene la orden del juez donde dice que usted no puede sacar a la menor del país, además, acá están los documentos del divorcio.

El rostro de Ling palidece, se suelta de mí, le quita los papeles al abogado y lee con los ojos muy abiertos.

—¡No te daré el divorcio!—rompe los papeles en pedazos y los tira en nuestro delante—. No te vas a deshacer de mí.

—Le recomiendo que acate las órdenes del juez, señora—advierte él—. Puede caerle muchos más cargos encima, como maltrato y abuso infantil, hay testigos de sobra para condenarla.

Ling está indignada, les pido a ambos que salgan y me dejen a solas con ella. Asienten y nos dejan solos.

Me mira con odio, es la primera vez que me ve de esa manera. Pero yo también estoy cabreado, ese maldito anónimo me ha puesto demente.

𝐍𝐮𝐞𝐬𝐭𝐫𝐨 𝐏𝐚𝐬𝐚𝐝𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora