Capítulo 27

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Advertencia de lemon en este capítulo leer bajo su propia responsabilidad.

Sakura:

Abro mis ojos, intento acostumbrarme a la luz. Por una ventana entran los rayos del sol.

Miro a mi alrededor y esta no es mi habitación. Me destapo y al verme desnuda mi cabeza trabaja y rebobina todo lo de la noche anterior.

Un gemido se ahogó en mis labios, y mis lágrimas salieron sin control.

Volví a caer en su juego, otra vez fuí suya.

Con desespero busco mi ropa, él no está en ningún lado. Con mis temblores encima me pongo el vestido y salgo huyendo de ahí. Cómo posesa entro a la ducha, necesito quitarme todo su olor, sus manos tocando con suavidad mi cuerpo.

Sus labios besando cada rincón de mí. Su habitación fue puro fuego que nuestros gemidos acallaron al unir nuestros labios constantemente.

Me levanta el vestido y no pongo objeción, me cruza de piernas sus boca es adictiva, nunca la olvide, nunca olvide nada de él.

Me apreta a su cuerpo con vehemencia, mis manos rápidamente le sacan el saco junto con la corbata, su camisa sale volando por algún lado de la habitación. Y ahí lo veo, el collar, la otra mitad, el yang.

Se le ve tan sexy en su cuello, esa noche yo no tengo el mío pero...me sorprende tanto que lo tenga en su cuello. No me da tiempo de seguir contemplando.

Sus pectorales sin tan masculinos, mis labios hinchados por tantos besos están hinchados, me atrevo a besar cada rincón de él, sus gemidos me alocan mucho más. Mis dedos dibujan el collar. Tantos recuerdos ese día de mi cumpleaños.

Baja el cierre de mi vestido y cae al suelo dejando mi cuerpo expuesto, mi lencería es muy sexy para mi gusto. Todo gracias a Tomoyo.

Mi sonrojo aparece, levantó mi mentón sus ojos dorados llenos de fuego puro me envuelven con él.

—No quedará nada de mí esta noche—saca mi brasier y estoy aún más expuesta—. Y sé que tampoco de tí.

Vuelve a besarme y yo correspondo con ahínco, frenesí y lujuria. Desde esa vez que estuvimos en la playa en todos estos años no he vuelto a estar con ningún hombre.

Pero ahora con él siento que mi cuerpo lo ha estado esperando, una espera que esta noche termina.

Me carga y me acuesta con suavidad en la cama. Nos observamos con mucha atención, nuestros ojos dicen tanto, que con palabras no queremos expresar.

Captura mis labios con posesión, mis manos recorren su ancha espalda.  Sus labios bajan con ferocidad a mi cuello, apareciendo descargas de placer.

Sus pulgares hacen de las suyas con mis pezones henchidos en espera de ser devorados. Y como si leyera mi mente, pellizcar y succiona mis pechos.

Dios está volviéndome loca, mientras su boca juega con mis pechos, una de sus manos baja a mi intimidad. Mete sus dedos dentro de mis bragas.

—Estas tan húmeda, mira como me tienes—mis ojos bajan a su miembro y está demasiado erecto.

Lo miro asombrada y una sonrisa perversa aparece en mi rostro. Mis manos le sacan el pantalón y sus boxers están por reventar.

Ataca mi vientre a besos y caricias. Solo me dejo llevar y esa noche consumamos lo que por años hemos tenido guardado. Nuestra pasión.

𝐍𝐮𝐞𝐬𝐭𝐫𝐨 𝐏𝐚𝐬𝐚𝐝𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora