Capítulo 32

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Shaoran:

Ling está furiosa la entiendo pero eso no me da pie para querer alejar a mi hija de mí.

Tengo que llegar a un acuerdo con ella, uno donde no perjudiquemos  a nuestra hija. Me encierro en mi despacho. Ahora con quién cuento es con mi padre, estos últimos años a pesar de su mirada triste siempre ha estado dándome apoyo y ánimo para continuar.

Pero detrás de todo eso siento que oculta algo. Su viaje tan repentino a una isla para que pueda descansar, el haberme pedido que cuide de mi patrimonio con uñas y dientes, incluído el de Mei.

Algo no me gusta, aparte mi madre está ausente, sabemos que siempre fue ella la cabeza de todo, mi padre solo era un títere que acataba todo. Su mirada a pesar de sonreír siempre ha mostrado nostalgia, tristeza, dolor.

La misma mirada que yo tuve estos ocho años al alejarme de ella.

Algo viene a mi cabeza pero luego lo descarto, tomo mi teléfono y lo llamo.

—Xiao-Lang hijo—me contesta al otro lado de la línea.

—Cómo está padre—respondo con respeto.

—Bien—su voz me dice lo contrario—.A que debo tu llamada.

Suspiro y paso saliva, él será el primero en saberlo. Claro de mi familia.

—Padre me voy a separar de Ling—el sonido es silencioso, estoy nervioso—.¿Padre?

—Lo siento hijo, me agarraste desprevenido, sabes que cuentas conmigo para todo.

Sonrió al menos uno de mis padres está conmigo. Le explicó todo, que no amo a Ling, que sigo amando a Sakura y estoy dispuesto a recuperarla. Solo le oculto lo de mi hijo. Es un tema que no puedo decirle por teléfono.

—Habla con el abogado de la familia hijo, ya es hora de que seas feliz y si ella es tu felicidad adelante.

—Padre, ¿usted hizo esto al propósito? Me refiero a volver a verla y…

—Lo siento hijo, muy pronto vas a saber porqué lo hice y cuando te enteres lo comprenderás.

Asiento, me dijo que en una semana está de regreso. Solo espero que para esta semana Ling y yo hayamos llegado a un acuerdo.

Llamo a la empresa avisando que hoy no iré. Le pido a mi secretaria que agende todo para el día siguiente, necesito que las heridas de mi rostro cicatricen, no puedo ir así.

Subo a ver a mi princesa pero no la encuentro en su habitación, voy al jardín y ahí la veo al lado de Wei. Me acerco lentamente, está jugando con burbujas de jabón.

—Joven—me dice Wei—. ¿Se encuentra bien?—me pregunta sin dejar de ver mi cara.

—No te preocupes, ya no me duele tanto—digo recordando todos los besos que Sakura me brindó en toda esa parte.

_Joven, cuando estuvo discutiendo con la señora, la niña no evito escuchar todo.

Escuchar eso me rompe y me lastima, mi hija está atravesando un momento complicado, necesita ayuda, debo ver quién puede tratarla, necesito alejarla de este ambiente, Ling puede decirle cosas que no vienen al caso, está muy dolida, celosa.

Puede hacer cualquier locura. Incluso…

—Wei dónde está Ling—pregunto inquieto.

—Desde que discutieron no la he visto.

Mi corazón bombea, le encargó a mi hija y salgo con dirección a la habitación. Está trabada, algo dentro de mí me dice que ha hecho algo.

—¡Ling!—toco con desespero, pero no me contesta. Con una patada empujó la puerta y lo que veo me deja con el corazón en los pies. Está tirada encima de la cama y a su lado un frasco de pastillas.

𝐍𝐮𝐞𝐬𝐭𝐫𝐨 𝐏𝐚𝐬𝐚𝐝𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora