Capítulo 31

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Sakura:

Aún estoy asimilando ver a Shaoran de esta manera, destruido, destrozado su rostro ni que decir como si hubiera dejado que lo masacren de esta manera.

Se suelta lentamente de mí, sus ojos sin brillo, apagados y opacos me recuerdan a mi propio calvario. Mis ojos están acuosos y lloramos sin dejar de mirarnos.

Tantos años de sufrimiento, de dolor, de rabia, desamor y sobretodo de un panorama equivocado la forma en cómo nos han separado.

El verlo así, alguna vez mi rabia mezclado con mi dolor quisieron en el futuro que si alguna vez él se enterase de todo esto, verlo arrastrándose a mis pies, pidiéndome perdón de rodillas. Pero caigo en cuenta que no soy una persona rencorosa.

Y como si leyera mis pensamientos, se tira a mis pies y me toma de las piernas. Esconde su cabeza en mis rodillas, esto para mí es horrible. Ahogo un llanto, mi cuerpo tiembla y él sigue en la misma posición.

—Perdóname Sakura, por favor, nunca fue mi intención lastimarte tanto mi amor, golpéame tú también, me lo merezco—sus lágrimas empapan mi pantalón.

Acaricio su cabello con suavidad, ese mismo cabello que tenía mi hijo.

Nuestro hijo, fruto de nuestro amor.

Mis manos recorren sus cabellos, sus manos suben más arriba de mis rodillas y me mira. Esa mirada fue fulminante para mí. Caigo también en el suelo y nos abrazamos.

Sus brazos me sostienen y yo lo sostengo, nuestras lágrimas mojan nuestras respectivas playeras, pero no nos importa. Estamos compartiendo el dolor de haber perdido una parte de cada uno.

—Co-como te enteraste—susurro con mi cara escondida en su pecho.

—Eriol, junto con Fye y Park me sorprendieron hoy, y me contaron todo—me dice con sus ojos rojos e hinchados.

Acaricio su rostro, me toca mis cabellos y los acomoda. Nuestros suspiros son con tanto sentimiento.

—Sakura, quiero que me cuentes todo por favor, sé que volveré a abrir esa herida profunda pero...—lo silencio con mi dedo índice.

—Antes de hablar, déjame curarte por favor—le contesto.

Sonríe débilmente, nos levantamos del suelo y lo llevo al sofá. Voy al baño a buscar el botiquín y regreso a su lado.

No deja de comtemplarme, eso para mí me está dejando más expuesta. Saco el alcohol, el algodón, agua oxigenada y curitas.

Su rostro con una mueca de dolor, me indica que le arde, pero es necesario limpiar esa sangre seca y limpiar todo su rostro.

Me preguntó quién lo había golpeado.

—¿Quién te golpeó?—pregunto desviando mi mirada, sus ojos son mi perdición.

—Cuando me enteré de todo, salí de la empresa y llegué hasta una playa, ellos me siguieron y…

—Ellos te golpearon—completo yo.

Se sonroja un poco, me sorprende eso, lo golpearon para sacar todo su frustración y enojo por todos esos años que pase de sufrimiento.

No me gusta la violencia, pero los comprendo.

—Ya está—le digo terminando de poner las curitas en su rostro.

—Tambien me golpee con tu hermano—lo miro con sorpresa y me llevo las manos a la boca—. Fui a preguntar por tí, dónde vivías, estaba desesperado, él me recibió y bueno...terminamos sacando todo nuestro coraje.

𝐍𝐮𝐞𝐬𝐭𝐫𝐨 𝐏𝐚𝐬𝐚𝐝𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora