Epílogo

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Diez años después:

Shaoran:

No puedo creer que han pasado diez hermosos años al lado de la mujer de mi vida.

Sakura a pesar de los años sigue siendo tan bella, ambos con casi cuarenta años nos seguimos conservando demasiado bien.

Estoy viendo el álbum de fotos donde nos casamos, ella y yo juntos, agarrados de las manos sin dejar de sonreír, bailando el vals, cortando el pastel. Fue un momento único y especial, dónde nos acompañaron los seres más queridos para nosotros.

-¿De verdad mi amor, quieres...?

-Si mi vida, estoy decidido, quiero casarme contigo, ser la familia feliz que siempre has querido, hacerte feliz todos los días de mi vida.

-Pero tu me dijiste que...

-Se lo que te dije pero tú felicidad es mucho más importante para mí-tomo su mano y deslizó el anillo de cuarzo rosa en su dedo, es sencillo pero hermoso.

Se tira a mis brazos y nos llenamos de besos, ese día la lleve a cenar y la sorprendí con esa propuesta.

Nuestro compromiso corrió como pólvora, Tomoyo hizo el vestido, Alisson se encargó de la decoración del jardín de mi casa y de las fotografías, y mi hermana viendo que todo esté perfecto.

Mis gemelos de dos años, llevaron nuestros anillos, así como Akane, Zoe, Xochitl y Xing, fueron las damitas y el paje respectivamente.

Ese día la magia se concentró en ese lugar, todo fue sencillo a petición de mi cerezo pero lo sentimos pomposo, talvez sea porque nuestro amor flotaba en el aire. Nos divertimos tanto, Ali, Mei y Tomoyo vestían iguales, ayudaron con su vestido a Sakura, al terminar la fiesta nos dirigimos a nuestra luna de miel a las islas griegas.

Una semana completa donde ella y yo fuimos inmensamente felices, nuestros corazones palpitando con demasiada alegría, no perdí ninguna oportunidad de tomarle muchas fotos y hacerla mía a cada instante.

Prometimos volver a ese bello lugar en compañía de nuestros cinco hijos.

Sonrió por ello, al final logramos tener una familia numerosa, tanto como lo quiso mi Sakura. Los toques leves a la puerta me sacan de mis pensamientos.

-Adelante-digo.

Una cabellera negra y una sonrisa hermosa se acerca, sonrió al verlo, con sus casi diecisiete años se ha convertido en una bella mujer que debo cuidar de que ningún infeliz la lastime.

-¿Puedo pasar pa?-me pregunta con timidez.

-Por su puesto princesa-se acerca con timidez, Akane se sienta y la observó con dulzura, sus manos jugando en su regazo me indican que algo que me quiere decir se le está complicando-.¿Que pasa cariño?

-Pa, bueno yo...-se sonroja y baja la mirada, se le está dificultando hablar y creo que me estoy imaginando a dónde va está conversación-. Tengo novio.

Mi mirada se oscurece, sabía que este día llegaría pero no tan rápido, mi pequeña niña está enamorada, no puedo imponer ni mucho menos prohibir que eso suceda, Sakura tiene razón, no debo ser un loco cavernícola cuando se trata de ella y de mis hijas.

-Princesa ¿Escuché bien?-hago tiempo, sigo asimilando esta noticia-. Para mí tú no estás aún en edad de esto.

La mirada de Akane es de decepción, me pasó las manos por el cabello, es que es difícil para mí aceptar que mi hija es toda una mujer y verla de la mano de un mocoso me llena de celos.

𝐍𝐮𝐞𝐬𝐭𝐫𝐨 𝐏𝐚𝐬𝐚𝐝𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora