{L U K E}
Luego de una hora y media de estar despierto, estirado sobre la cama, el hambre pudo conmigo. La oferta Beau era muy tentadora. No había comido nada en horas, a excepción de unas cervezas y un poco de maní.
Me levanté de la cama, descalzo, arrastrando los pies por la alfombra de mi cuarto. La maldita lluvia no terminaba, parecía un diluvio, y el viento amenazaba con arrancar de raíz los pocos árboles que había en la calle.
Tomé el pomo de la puerta entre mis manos y lentamente lo abrí, a pesar de haber despertado hace ya una hora de la terrible pesadilla, seguía algo somnoliento. No había podido conciliar el sueño, aunque los ojos se me cerraran por si solos. A los cinco minutos, mis ojos se abrían inevitablemente. Mi estómago rugió, y salí al pasillo. En el salón una sola luz que resaltaba entre la oscuridad del pasillo. Era la televisión, seguramente se le había quedado encendida a Jai luego de que los chicos regresaran a sus casa. Caminé perezosamente, sin darme el tiempo de encender la luz del pasillo. Conocía el departamento a la perfección, no la necesitaba y con la tenue luz que emanaba del televisor me era más que suficiente. Pasé de la sala de estar sin prestarle demasiada atención, y me fui directo a la cocina. Ahí encendí la luz.
En la barra americana de mármol, había un pan sellado y a su lado, en la parrilla eléctrica una hamburguesa. Abrí la nevera, y saque los dos recipientes que guardaban el tomate y la lechuga. Encendí la parrilla, dejando que la hamburguesa se calentara mientras ponía el pan en el microondas. Mientras esperaba a que las cosas estuvieran listas, sentí un escalofrío provocado por una ráfaga de viento helado. Me castañearon los dientes y me maldije por no haberme puesto siquiera una camiseta antes de venir a la cocina. Me devolví hacia la habitación y me coloqué la primera camiseta que encontré en el armario. Regresé por el pasillo, y vi por donde entraba el aire helado. Habían dejado una de las ventanas abiertas. Menudos idiotas.
Me aproximé a cerrar la ventana cuando noté unos rizos castaños escurrirse sobre el reposa brazos del sofá. Me acerqué y vi la cara de Bella hundida entre unas mantas de polar oscuras.
¿Qué hacía Bella durmiendo en nuestra sala?
Gruñó entre dormida, como si supiera que la estaba mirando y se volteó hacia el otro lado. No estaba sola. Daniel estaba tirado en la alfombra arropado con más mantas cubriéndolo, y a su lado _____ totalmente destapada, envuelta en sí misma y tiritando de frío.
Me quedé parado. En pausa. Sin saber qué hacer. Fue como si un rayo me atravesara la espina dorsal impidiendo moverme ni un centímetro. Ella transmitía una tranquilidad infinita al estar dormida, sus facciones relajadas y los labios entre abiertos.
No podía estar durmiendo en el suelo, mucho menos destapada. Daniel estaba con todas las mantas solo para él, y Bella se veía muy cómoda durmiendo sobre el sofá. A regañadientes, cerré la ventana y me fui en dirección a la cocina. Mi hamburguesa estaba lista. Me la comí de un mordisco, y aun con las mejillas llenas de comida, me devolví a la sala de estar. Mientras pensaba que hacer me senté en la alfombra, junto a ella.
Durante mi vida había conocido a muchas chicas. Demasiadas. Y más de alguna había pasado por mi cama, pero jamás me había topado con una que me quitara el sueño, o me provocara migrañas. Nadie nunca me había hecho sentir remordimiento, o desesperación. Jamás había sentido que tenía que responderle a alguien, nunca nadie había esperado nada de mí, y yo estaba bien con eso. Pero ahora me encontraba a la deriva. Completamente a la deriva, como un cachorro abandonado y sin saber qué hacer. ¿Qué tenía que hacer? ¿Qué era lo políticamente correcto, y que era lo que yo consideraba correcto? ¿Qué demonios era lo que debía hacer? ¿Debería admitir lo que ya todos sabían y yo me estaba comenzando a creer? ¿O debería dejarlo estar y seguir así como estaba?
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The only reason {Luke brooks} (EDITANDO)
De Todo"Por Dios, _____. No me hagas elegir. Porque la única razón por la que soporto toda esta mierda, es por ti. - Su respiración se volvió pesada e irregular, sus puños estaban apretados a cada lado de su cuerpo. Me había gritado muchas veces, pero jamá...