24. Familiar dinner.

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 No puedo creerlo, de verdad no puedo hacerlo. ¿Por qué coño estoy vestida formalmente? ¿Por qué estoy usando mi vestido especial para una cena con Sky, mamá, y Mara disfrazada de señora cuarentona? Dios, esto saldrá mal, estoy segura de que saldrá muy mal. Mi madre corría de allá para acá, terminando de alistar su cabello y su maquillaje. Estos eventos siempre habían sido bastante importantes en su mundo. Creo que vendrían más señoras para compartir, y hablar sobre otras viejas adineradas. Pobre Mara, no sabe en lo que se mete.

Sophie se paseaba de un lado a otro, con platos, copas, servilletas de género y un plumero, cuidando que todo estuviera en orden. Estaban haciendo un alboroto realmente enorme por una mentira que yo misma me había inventado y ahora no tenía como salir. Mis manos sudaban a chorros, y estaba pálida. Varias veces me paré frente al espejo intentando fingir una sonrisa que pareciera convincente para mamá y sus amigas. Jamás le había mentido a mamá de una forma tan... ¿Cómo decirlo? ¿Elaborada? Jamás había inventado una mentira que requiriera tanta parafernalia, como los son disfraces, y papeles falsos. Para Sky iba a ser tanto o más difícil que Mara actuar de niña bien. Habíamos dejado en claro que nada de soltar tacos, nada de comentarios sarcásticos, ni miradas despectivas. Eso era como decirle "Hey, vuelve a nacer"

Gracias a Dios era día sábado, y papá estaba en algún club de golf, o tomando cervezas con sus amigos en algún bar de la ciudad, por lo que mamá había dicho. Si él hubiera estado aquí, toda la mentira se hubiese desmoronado completamente. Los ojos de mi padre eran escrutadores como el demonio, capaces de ver tu alma si se lo proponían, y siempre que yo mentía, y él estaba, tarde o temprano terminaba soltando la verdad por la presión que su mirada ejercía en mi subconsciente.

Había pasado una semana desde la fiesta de los chicos, y no había visto a Luke en ninguno de esos días, y no era como si me hubiese alejado del grupo, todo lo contrario, pase la mitad del tiempo metida o en casa de Sky, o en la de Mara. ¡Hasta había compartido con Anabella! No me amaba, claro está. Pero por lo menos ahora soportaba mi presencia sin lanzar alguna de sus frases o llamarme "zorra" o "perra" cada cinco minutos. Luke no había asomado ni la punta de la nariz durante esos días, y yo me sentía cada vez peor, la incertidumbre me carcomía por dentro. Ni siquiera Sky lo había visto, no había podido hablar con él para preguntarle que había hecho, y cada vez que intentaba tocarle el tema a Jai o a Beau, ellos se ponían tensos y cambiaban de tema rápidamente. A la mañana siguiente de la fiesta, mientras me duchaba, vi en mi tobillo lo que me causaba la molestia al caminar, era una corona marcada en mi piel, justo por encima del hueso, y que aún no cicatrizaba bien del todo, estaba hecha con el filo de una navaja o quizás un cuchillo, y por una persona de muy mal pulso, tanto que parecía hasta burlesca. No le tomé importancia, mucho menos pregunté a Sky. Solo, lo deje estar. Porque, había estado ebria después de todo, ¿No? Uno hace muchas locuras cuando esta borracho, perfectamente podría haber sido yo misma quien pidiera un tatuaje temporal sin tinta.

Bajé a la primera planta, en el comedor ya estaba todo preparado y algunas amigas de mamá ya habían llegado con sus respectivas hijas (vale decir no había visto a ninguna ni en pelea de gatas). Sequé las palmas en mí vestido blanco, mientras mi madre taconeaba enérgicamente hasta llegar a mí, al pie de las escaleras. Me tomo el brazo con un poco más de fuerza de lo normal, (supuse sería por la emoción del momento)

¡Ven, _____! ¡Vamos a saludar! - Intenté resistirme, pero mis zapatos bajos se deslizaron por las baldosas del suelo, y me vi a mi misma siendo arrastrada por mamá. Una vez que estuve en frente de todas, ella soltó mi brazo.

La sonrisa de mamá era inmensa, y no me costó adivinar que era una de esas fingidas que ocupa con sus amigas, o las esposas de los socios de mi padre. Esas que dicen "Tengo una vida perfecta, con mi matrimonio perfecto, y mi hija perfecta, ¿envidia?"  Había dos señoras acartonadas, en sus trajes impecables, y su manicura de cincuenta dólares por uña. Cada una sentada en los sitiales de la sala de estar en compañía de sus hijas que parecían salidas de revistas. 

The only reason {Luke brooks} (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora