— Yo lo siento, pero me tengo que reír —Mia soltó unas carcajadas. Yo la miré con el ceño fruncido ¿y a esta que le pasa ahora?
— ¿Por que te ríes?
— Jungkook fué rechazado.
— No fue fácil.
— Rechazaste ser su juguete por más que te guste.
— Lo sé y no me arrepiento.
De la nada Mia recibió una llamada haciéndola parar de beber su café. Después de hablar por teléfono me miró.
— Bien ___________, yo me tengo que ir —se levantó Mia de su asiento para dejarme un beso en la frente y salir de aquella cafetería.
Suspiré pesadamente mirando el reloj que marcaba las 7 de la tarde. Estaba comenzando a anocher. Decidí también salir de aquella cafetería del centro de la ciudad para ir hacia mi casa.
¿Qué pasó con Jungkook? Nada.
Es increíble como Jungkook puede herirme con algo tan simple; palabras.
Llevaba ya una semana sin hablar con él. Hice muy bien echándolo por completo de mi vida; ya no comparto ni una palabra con él, es más, ni nos miramos, lo intento evitar todo el tiempo que pueda. Pero lo extraño.
Vaya masoquista que soy.
Quiero ir y hablarle, tirarle de la oreja, pegarle, meter su cabeza en el vater. Pero quiero estar con él.
¡Ah Jungkook! ¡Salte ya de mi cabeza!
Decidí tomar una calle así para ir al local para tomar unas cuantas bebidas. Y sí, así es; soy tan débil que necesito un par de copas para olvidarme de él.
•••
Al parecer, cada trago que doy, mi cabeza piensa más en Jungkook.
¿Por qué carajos soy tan débil ante él? ¿Por qué carajos no soy cómo él?
— Estás muy borracha... ¿Te llevo a casa o algo? —preguntó la chica que servía los tragos.
— No hace falta, mi casa está cerca —dije pesadamente saliendo de aquél local el cuál estaba lleno de personas.
Después de una caminata en la fría noche, porfin llegué a casa. Abrí lo más rápido que pude la puerta, ya que el frío me estaba congelando.
•Jeon Jungkook•
Escuché la puerta ser abierta. Dejé soltar un suspiro de tranquilidad al ver a ____________ en el marco. Eran las 3 de la mañana y yo no sabía nada relacionado con ella. Es más, estaba apunto de salir a buscarla.
Decidí ponerme bien los audífonos y seguir jugando con mi PlayStation tumbado en aquél sofá.
Había pasado ya una semana desde que ____________ y yo no hablamos. Realmente agradezco eso. Así no podré seguir dañandola o hiriéndola.
Ella no era para mí. Lo supe en ese día el cuál la ví llorar.
De la nada, veo como se pone enfrente del televisor impidiéndome ver. ¿Qué le ocurre ahora?
— ¿Qué te pasa ahora? —pregunté intentado no mostrar ni la más mínima preocupación.
No habló, tan solo se acercó a mi y se tumbó encima de mi cuerpo así para ahogar sus fosas nasales en mi pecho.
Segundos después, logré captar el olor a alcohol proveniente de ella. Estaba ebria.
— Te extrañé. —escuché su voz.
Mi corazón.
Solté el mando y llevé mis manos a su cintura, así para abrazarla. Me sentía mal, muy mal. Ella está así por mi culpa.
— ___________ —cogí con mis manos su rostro, así para verlo. Este estaba rojito por todas aquellas lágrimas. Mi corazón se contrajo. Me odio—z ódiame ¿si? Pero no te enamores de mí.
Ella no dijo nada, tan solo siguió llorando entre mis manos. Sentía mi pecho contraerse al verla en este estado. No me gustaba verle llorar.
— Lo siento... mucho —era lo único que podía decir.
— Un lo siento no va a devolverme mi virginidad y muchísimo menos hará desaparecer mis sentimientos por ti, Jungkook.
Reconozco que fué de lo más sincera, ella me ama de verdad.
— Lo siento por no corresponderte —no sabía exactamente qué decir.
— Me... Gustas.
Me sentía el villano de la historia. ¿Por qué carajos no puedo corresponderle?
— Duérmete, porfavor —dije en su oído, después dejé un besito en su frente así para llevar mis manos a su cabecita.
De esta manera podré callar toda una conversación dolorosa para ambos.
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