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•Jeon Jungkook•

Sentí un cuerpo removerse a mi costado así que abrí los ojos lentamente encontrándome con la figura de ______________ durmiendo.

Sonreí inconscientemente al fijarme en su rostro como un imbécil. Tenía sus ojos cerrados de una manera muy tierna, por un momento ella se dió la vuelta dándome la espalda, a sí que despeiné mi flequillo antes de abrazarla por detrás formando la cucharita.

— Tu puta madre, aléjate de mí —escuché su voz.

— Yo intentado ser cariñoso y tú así de mal humor —solté indignado sin alejarme de ella, de echo, puse mi barbilla en su hombro atrayendola más a mí. Y aunque estuviese tan cerca mía, sentía que había demasiado espacio entre nosotros.

— Jungkook... —ella se echó atrás chocando su espalda contra mi pecho.

— ¿Te pasa algo?

— No. Ahora aléjate.

— ¿Pero qué? Ayer no querías alejarte de mí ni para ir al baño ¿ahora qué pasó? ¿ya no me quieres? —me quejé recordando nuestra cita.

— No juegues sucio... Tú sabes más que nadie mis repuestas ante tus preguntas.

— ¿Entonces que te pasa ahora? —hice presión abrazándola.

— Me duele...

— Oh, lo siento, no quería... —inmediatamente alejé mi brazo de ella.

— No es eso idiota, me duele...

— ¿Estás en tus días? —pregunté respirando en su cuello mientras mis dedos echaban a un lado sus mechones así para observar su lindo rostro apenas despierto.

— Si, duele como un infierno —giró ella sin que yo me lo espere. Nuestros ojos conectaron haciendo parar cualquier cosa que estuviese en nuestro alrededor. Sin esperar más acerqué mis labios a los suyos y dejé un corto beso en ellos. Al alejarme de sus labios ella cerró sus ojos otra vez.

— Te odio.

— Ajá —sonreí observando cómo ella volvía a entrar en sueño—, ¿y se puede saber por qué?

— Porque lográs acelerar mi corazón apenas mirándome —balbuceó ella antes de caer nuevamente en un profundo sueño.

Me dediqué unos minutos más en observar su rostro detalladamente sin dejarme ningún detalle por el medio. Era preciosa incluso durmiendo.

No quise molestarla más así que me levanté de mi cama y fuí a darme una ducha empezando un fin de semana muy relajado.

Después de desayunar volví y a mi habitación y ahí seguía ella, durmiendo como un gusano apunto de morir encima de mi cama. Me acerqué hasta la cabecera de la cama y me agaché hasta du altura para observarla.

— Si te sientes muy mal puedo ir a la farmacia que tenemos justo en la otra escudra —dije preocupado removiendo su brazo para que ella me escuche.

— No hace falta eso, tan solo te voy a pedir un favor, uno muy pequeño...

La miré frunciendo un ceño.

— ¿Cuál?

— Puedes preparar mi cama, porfavor, no pienso seguir estorbando aquí....

La miré negando con mi cabeza, era una niña bastante tonta y muy pendeja y aún así me gustaba.

— No digas gilipolleces, voy a por pastillas ¿cualquier cosa me marcas, sí?

Noté como ella asentía con su cabeza acurrucándose más. Fuí hacia la ventana y la cerré del todo impidiendo que el frío de febrero entre a mi habitación, luego la cubrí mejor con mis sábanas antes salir de la habitación dejándola a oscuras para que duerma mejor, sin molestias algunas.

No tuve necesidad de tomar las llaves del coche, tan solo salí dispuesto a caminar hasta llegar a la farmacia y comprarle una pastilla para calmar el dolor de mi chica. Aunque el ambiente era un poquito frío, el paseo era bastante agradable.

— ¿En qué puedo ayudarte jovencito? —una mujer de unos cincuenta años me atendió.

— Bueno... —rasqué mi nuca— Mi novia está en sus días y pues.. ¿me puedes dar algo que logré calmar su dolor?

— Claro que sí —sonrió amablemente después de ir por una pastilla—, ¿otra cosa más?

— Eh... Si. Me podrás dar unas toallitas, ya sabes...

— ¿Normales o de noche?

Quedé en silencio.

— Las dos porfavor —dije finalmente—, ¿cuánto cuesta todo? —sonreí amablemente. Después de entregarle el dinero, aquella mujer me entregó la compra.

— Espero que hayan más chicos como tú —sonrió ella.

— ¿Cómo?

— Es muy bonito tener a alguien que te cuide, y déjame decir, tu novia es muy afortunada de tenerte con ella —su sonrisa era sincera.

— No —negué con mi cabeza—, yo soy el afortunado de tenerla conmigo.

Después de despedirme amablemente de la farmacéutica decidí volver a casa. Estaba más que seguro que ____________ seguía durmiendo como un panda sin importarle nada.

Al llegar a casa dejé la compra encima de la mesa del comedor y fuí a la cocina para prepararle el desayuno. Entiendo que se encuentre mal ya que está en sus días, pero eso no justifica que deje de comer.

Después de tener todo preparado en una bandeja fuí a mi habitación sosteniendo con mi otra mano libre la compra.

— Despierta ya —abrí la ventana haciendo que el Sol refleje en su rostro.

— Jungkook. —se quejó entredientes.

— Jungkook nada, ahora levántate a desayunar, luego tómate la pastilla y... Pensé que te hacían falta las toallitas así que las traje conmigo.

Ella abrió los ojos y me miró sonriendo.

— ¿Pasaste vergüenza, no? —rió ella divertida.

— No, eso es normal, preocuparte por un panda que estaba apunto de morir en tu habitación es normal, pero una pregunta... ¿usas las normales o las de noche?

— ¡Jungkook! —gritó ella tapando au rostro con mi almohada. Sin ser consciente de nada, yo ya me encontraba sonriendo mientras la observaba.

— No me respondiste a la pregunta.

— Las dos, depende del día, pero normalmente uso las normales —respondió por fin.

— Eso pensaba, ahora levántate para desayunar —soné como una madre sobreprotectora.

— Ya voy mamita —se burló de mí para sentarse en la cama y comenzar a desayunar.

Niña tonta.

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𝖧𝖮𝖱𝖬𝖮𝖭𝖠𝖲 || J.J.K & _________ || ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora