Capitulo 43

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—No me fastidies ¿Bueno? —dije y luego volteé para irme y él de inmediato me tomó del brazo.

—Sólo bromeo, tranquila Luna —Sus ojos parecían burlarse de mí y, además, ocultaba una pequeña sonrisa.

—¿Qué quieres? —le pregunté irritada.

—Saber como estás —contesto en un tono que parecía ser sincero —. Sé que no debe ser fácil todo esto para ti.

─ Estoy bien ─ mentí.

—Mientes muy mal —hizo una mueca y sonrió.

─ ¿Qué te alegra de todo esto?

—En realidad nada —se encogió de hombros —. No estés tan agresiva, nada de esto es mi culpa.

─ Lo sé ─ dije con desgano.

─ ¿Entonces?

─ Olvídalo, hoy no es  buen día.

—Lo sé, todo el campamento lo sabe. Es Matteo, el capitán del equipo de F.A

Asentí mirándolo. La verdad ya quería que se fuera de mi lado.

—Deberíamos tratar de arreglar nuestra de amistad, no quiero perderte. Eres una gran amiga y ya quedan sólo dos semanas, no pretendo irme sin arreglar esto.

Su mirada era penetrante y pretendía ser honesta, pero yo me encontraba muy mal y sólo quería responder algo rápido, sin entablar una conversación para luego ir a tenderme a un lado de Gastón y ya.

—Está bien —contesté sin más.

—Hoy espero verte en la cafetería —Me sonrió, luego besó mi mejilla y se marchó.

Volví a un lado de Gastón y él me observó confundido.

—¿Qué quería? —Preguntó apoyándose en sus codos.

─ Arreglar la amistad que tenemos.

─ ¿Ah, sí? ─ rió.

─ Sí ─ rodé los ojos.

—No caigas nuevamente, Luna.

—No, no te preocupes de eso —aseguré.

Me acosté a su lado y luego él paso su brazo derecho por debajo de mi cabeza, nos quedamos un largo rato así, escuchando música y mirando el cielo.

—No sé qué mierda pasa por la cabeza de Matteo —rompió el silencio entre ambos.

—Yo tampoco —bajé la voz.

—¿Hablarás con él al salir del campamento?

—No lo sé, no sé si es una buena idea. Si se alejó es por algo ¿no?

─ Bueno, yo si iré a verlo.

Sonreí mirándolo.

—Está bien, tu nuevamente serás la paloma mensajera y me dirás cómo se encuentra.

─ Te aseguro que sí ─ rió.


......


Una semana después.

—Luna, abre la puerta —dijo Simón desde afuera de mi habitación.

La verdad, no quería ver a nadie ni hablar con nadie. Ni siquiera con Simón que era lo más cercano a un hermano dentro del campamento, pero me apetecía estar sola.

Eres Mío! Imbécil |Lutteo|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora