─ Nada ─ mentí ─ ¿viste a las chicas? ─ desvié el tema.
─ No me cambies de tema ─ frunció el ceño ─ ¿qué te ocurrió?
─ No quiero hablar de eso ahora.
─ Tendrás que querer, te conozco ─ dijo rodeándome con su brazo y dándome vuelta para caminar junto a él.
Le conté sobre la conversación que había escuchado de Matteo y Ámbar. Simón me escuchaba con atención y luego desvió su mirada como si ocultara algo.
─ ¿Sabes algo? ─ pregunté mirándolo.
─ No —Respondió. —Sólo creo que debes hablar con Matteo antes de especular cosas.
—No ¿Qué voy a decirle? Que se pudra —Dije molesta.
─ No deberías ser tan impulsiva.
─ Es un idiota ─ me convencí.
Él me miró en silencio.
─ Está bien, todo lo que te dije ahora no se lo digas a nadie. Ni siquiera a los chicos ─ Entrecerré mis ojos.
─ Está bien.
Estuvimos conversando sobre diferentes cosas un largo rato y luego nos fuimos a la cabaña.
Entramos en silencio, Ramiro, Celeste, Gastón y Nina estaban jugando PlayStation. Matteo estaba sentado en la cocina bebiendo leche con cereal y Ámbar no sé, pero no se encontraba ahí.
Simón se sentó a un lado de Ramiro y yo miré a Matteo. Él movió su cabeza diciéndome que me sentara junto a él, pero lo ignoré y caminé a mi habitación. Idiota.
Pasó más o menos una hora y quise salir, no había nadie en la sala de estar y me fui a sentar a una banca de afuera. Divisé el césped y me tendí en él, me puse audífonos y me metí en mi mundo.
Sentí unos pasos que se acercaban, miré hacia un lado y Matteo se había sentado a mi lado. Me quité los audífonos irritada y lo miré.
— ¿Qué quieres? —Pregunté fría.
Él me miró desentendido.
—Sentarme —Respondió tan frío como yo.
—Hay mucho espacio para que te sientes en otro lugar.
—Me quiero sentar aquí —Respondió desviando su mirada hacia adelante.
—Pero yo no quiero que te sientes aquí —Me senté irritada mirándolo a los ojos, pero él miraba hacia el frente.
—No escuché que te haya preguntado si me podía sentar —Contestó indiferente y levantando su mirada para chocar con la mía.
Lo observé irritada y me puse de pie. Sentí la mirada de Matteo encima de mí, pero lo ignoré y caminé a mi habitación y me encerré en ella.
Golpearon la puerta y ésta se abrió, levanté mi vista y choqué con sus ojos cafés.
—¿Y ahora qué? —Pregunté sentándome en la cama.
—¿Acompáñame a dar una vuelta? —Preguntó mientras entraba y cerró la puerta.
─ No, gracias.
─ ¿Qué te ocurrió?
─ Nada.
— No me mientas —Contestó acercándose a mí y sentándose a mi lado.
— Déjame en paz —Le dije.
— ¿Ahora qué hice? —Suspiró irritado.
—Pregúntaselo a tu amiga Ámbar —Respondí sin mirarlo.
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Eres Mío! Imbécil |Lutteo|
Teen Fiction-Imbécil. -Insoportable. -Idiota. -Consentida. -¡Déjame en paz! -Admite que te encanta discutir conmigo. -Lo único que me encantaría relacionado contigo es que desparecieras. Luna y Matteo. ¿Por qué se odian? ¿Por qué se quieren? ¿Por qué no pue...