Capitulo 4

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LUNA VALENTE:

En éste momento realmente quería matar a Celeste con mis propias manos. Creo que es primera vez que Matteo y yo estaremos de acuerdo en algo.

En cuanto la campista se fue, me fui a mi habitación y cerré la puerta, además ya era tarde y debíamos ir a la cama.

Me puse pijama, hablé por teléfono con mi madre y luego de un rato golpearon mi puerta y abrieron, era Celeste.

-Amiga, no te enojes- dijo sentándose en mi cama.

-No estoy enojada, no te preocupes. De hecho, tienes razón- fui irónica.

-¿En serio lo crees?

-No- respondí fría- pero no estoy enojada, no me enojaré por eso.

-Gracias- sonrió tranquila.

Le sonreí en silencio. No me enojaría con mi amiga por algo así, ni menos con Gastón que no lo conozco.

Reflexioné toda la noche, nada de esto arruinaría mi maravilloso verano, ni siquiera tener a las dos personas más odiosas conviviendo conmigo. Sólo debo ignorarlos.

....

—¡Luna despierta! —Escuché desde afuera de mi habitación una voz masculina que no me parecía conocida, pero creo que era Ramiro.

Salí de mi habitación en pijama y con una toalla. Los baños estaban afuera de las cabañas así que fui a darme una ducha, luego me vestí y volví a la cabaña.

—¿Tú me despertaste? —Pregunté mirando a Ramiro que estaba jugando en el PlayStation que nos facilitaba el campamento.

—Si —Sonrió inocente —La campista me dejó de jefe de cabaña y tienen que estar despiertos antes de las diez. Espero que no te enojes.

-No te preocupes- sonreí.

-¿vamos a desayunar?

-Bueno, sí ya tengo hambre- respondí.

Apagó el playstation y se puso de pie.

Caminamos juntos hasta el comedor, me contó algunas cosas sobre él y en realidad nos agradamos enseguida.

Ramiro es más alto que yo (okey todos son más altos que yo, soy una pequeña), musculoso, ya que es de F.A, cabello negro y rizado, ojos café claro y sonrisa simpática.

Nos sentamos juntos a desayunar y a los minutos después llegaron todos, excepto Matteo y Ámbar. Él estaba con el equipo y Ámbar con sus fotocopias copias.

-Jefe de cabaña- rió Simón.

-Hermano, te aseguro que lo haré bien- respondió Ramiro.

-Yo te apoyo- comentó Nina sonrojada.

Simón arqueó sus cejas molestándola y ella se sonrojó más.

-¿Y Matteo?- preguntó Celeste intentando ayudar a Nina.

-Ahí- señaló Gastón.

Todos volteamos a mirar, estaba con Ámbar. Ella loca por él coqueteándole y él hablándole normalmente, como siempre indiferente. Eran la pareja perfecta, ella una plástica y él un descerebrado.

Terminamos de desayunar y teníamos la hora libre hasta el almuerzo. Con mis amigas estuvimos en la piscina, mientras que los chicos jugaban F.A en las canchas del campamento.

Al anochecer me separé un rato de mis amigas y me dirigí a una banca, todo estaba muy silencioso. Se escuchaban los insectos y el viento chocando en mi rostro, podría quedarme ahí por horas.

Eres Mío! Imbécil |Lutteo|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora