Capitulo 22

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─ Ámbar no está enamorada de mí ─ comentó más serio de lo normal.

─ Sabes que sí, está loca por ti.

─ Ella no sabe cómo soy realmente.

─ ¿Y? de todas maneras ella te adora.

─ Bueno, pero... ─ hizo una pausa pensativo ─ de todas formas no me causa nada.

─ Deberías agradecerlo, te protegerá ante todo ─ dije irónica.

Él sonrió mirándome.

─ ¿Es enserio? ─ arqueó una ceja ─ preferiría ser expulsado.

─ Eres un idiota ─ reí ─ yo aprovecharía y estaría con ella.

─ No, ella es muy... nose como decirlo, muy Ámbar.

─ Pues obvio y yo soy muy Luna y tú eres muy Matteo.

─ No, no comprendes ─ Sonrió ─ Se ama tanto a sí misma que no se da cuenta de las personas que hay a su alrededor. Parece una persona de plástico.

─ Los del F.A siempre están con chicas así, sobre todo el capitán del equipo.

─ Eso solo pasa en las películas ─ rió Matteo ─ yo no estaría con alguien así.

─ Creo que ella es muy linda.

─ Sí, es hermosa ─ aseguró ─ pero su personalidad no me agrada del todo ¿viste como inventó que yo era su novio?

─ Sí ─ solté una carcajada ─ ¿ves? Te ama y no te dejará en paz.

─ Quizá, tendré que suicidarme ─ comentó mirando al cielo.

─ Ridículo.

Él solo rió junto a mí.

Estuvimos hablando bastante tiempo y riéndonos sin sentido. De hecho, hasta me contó unos chistes muy aburridos que hicieron que me riera a carcajadas.

Estuvimos cambiando de posición a ratos para que no se nos acalambrara el cuerpo, para finalmente quedar tendidos uno al lado del otro.

─ Si en éste momento pudieras pedir un deseo ¿Qué pedirías? ─ Preguntó mientras miraba el cielo.

─ Si te lo digo no se cumpliría.

─ De todas maneras no ha pasado ninguna estrella fugaz ─ Comentó encogiéndose de hombros.

─ Está bien... ─ Pensé ─ Pediría, que se pausara el tiempo y que éste momento no acabara jamás ─ Me arriesgué, si, lo dije ¿Ahora qué hago? Definitivamente no voy a lanzarme del árbol.

Él se acomodó mirándome, apoyó su cabeza en su mano y se quedó ahí hasta que tuve que desviar la mirada sonrojada. No quería mirarlo, definitivamente me ponía los pelos de punta.

─ ¿Y tú que pedirías? ─ pregunté tratando de ocultar mis putos nervios.

Él se quedó pensativo para luego buscar mis ojos, hasta que lo miré de medio lado.

─ ¿Sabes que pediría? ─ Sonrió haciendo que esos malditos hoyuelos aparecieran ─ Pediría que esos ojos verdes, fueran míos ─ Dijo casi en un susurro.

Con ese tono de voz, esa mirada y esos malditos hoyuelos, no tan solo mis ojos serían de él... Mierda ¿Qué estoy diciendo? ¡Cállate consciencia!

Me quedé congelada mirándolo, no sabía qué diablos hacer, si reír o llorar o golpearlo, me sentía tan inútil.

Sonreí nerviosa sin dejar de mirarlo, pero su mirada era tan penetrante y fuerte que desvié la mía sintiéndome débil.

Eres Mío! Imbécil |Lutteo|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora