— Ella no debe ser nada, ni algo serio ni pasajero. Ella no es para ti, Matteo.
— Ámbar, Luna y yo hicimos una apuesta y voy ganando, es simple — le contó.
¿En serio? ¿Esto seguía siendo una apuesta? ¡Imbécil!
—¿Qué apuesta? —me preguntó Gastón en un susurro.
Lo ignoré diciéndole que después le contaría.
— ¿Qué apuesta? —me preguntó Ámbar cruzando sus brazos.
─ El que se enamora pierde.
─ ¿Vas ganando? ¿Por qué dices eso?
─ Porque si, yo no estoy enamorado de ella.
─ ¿Ella de ti si?
— Así parece — levantó sus cejas con soberbia.
Ámbar sonrió complacida ante la respuesta que le había dado Matteo. Y de pronto se acercó a él, tanto que él intentó moverse hacia atrás, pero el muro lo detuvo.
— Ámbar, no... Tu madre nos puede ver. Estamos a mitad del patio.
— No te preocupes por eso — sonrió ella. ¡Hija de...!
Tomó el rostro de Matteo y lo acercó a ella besándolo apasionadamente. Él no reaccionó al principio, pero ella le tomo las manos y las posicionó en su cintura. Él se notó incómodo, pero seguía besándola. No hacía nada para detenerla. No quise mirar más, mis ojos ya estaban llenos de lágrimas.
— Vayámonos de aquí — hablé intentando parecer fuerte.
— ¿No harás nada? — Preguntó Gastón aún sorprendido y confundido por toda la situación.
— No, que se pudra — contesté hundida en el rencor.
MATTEO BALSANO.
Las redes de Ámbar.
Ella es muy cruel. Creo que nadie conoce mejor la crueldad de esa chica. Y no quiero que dañe a Luna. Me sentía idiota y un traicionero besándola, pero todo pasó tan rápido que ni tiempo tuve para decirle que se alejara de mí.
Podría decirle a Ámbat que me deje en paz, que no quiero estar con ella y que en realidad no me interesa, pero mis palabras chocan en Luna, no me gustaría verla sufrir a causa de alguien sin corazón como Ámbar, porque he visto a Ámbar haciéndole daño a otras jóvenes del campamento porque simplemente "no le agradó".
Mientras Ámbar movía sus labios encima de los míos, yo ya había quitado mis manos de su cintura. Escuché unos pasos rápidos y separé a Ámbar de mi casi haciéndola caer, era Luna junto a Gastón, ella no me miró, pero él me dedicó una mirada asesina.
— No puede ser cierto — susurré para mí tratando de asimilar lo que estaba pasando.
— Así te quería ver, Matteo —dijo Ámbar mientras sonreía victoriosa.
—¿De que hablas? — Pregunté con confusión.
— ¿Crees que yo no sabía que Luna estaría mirando? No cuesta nada hacer que mientas cuando estás conmigo. Ambos sabemos que estás enamorado de esa estúpida y, lamentablemente, no te dejaré en paz, menos a ella que debe estar lamentando haber estado contigo. Idiota — rió.
— Eres una venenosa ¿qué demonios pasa contigo? — Bufé molesto — vete al diablo.
─ Cuida tus palabras ─ se acercó a mí.
— Aléjate de mí, víbora — Me solté de su agarre y corrí a la cabaña.
Entré corriendo a la cabaña y Gastón me detuvo con un brazo en mi pecho.
— ¿Dónde está Luna? — Pregunté soltándome de él.
— ¿Qué diablos pasa por tu cabeza? — me inculpó furioso.
Pude fijarme que en la sala de estar estaban Ramiro y Simón sentados en el sillón.
— No, Luna está en su habitación, encerrada — me respondió Simón, serio.
Ignoré a Gastón y caminé, él me tomó del codo y con una fuerza sobrehumana me volteó.
— Eres un hijo de puta — su voz sonó molesta — No mereces a esa chica que está encerrada llorando por ti.
¿Luna? ¿Estaba llorando?
— Fue Ámbar, ella fue la que creó todo éste puto plan — me molesté intentando que me creyeran.
— Ni aunque esa sea la verdad puedes justificar todas las estupideces que dijiste de Luna ahí afuera.
— Sabes que Ámbar es una víbora — Baje mi voz arrepentido.
— ¡Eres tan imbécil! —Me empujó Gastón — No has cambiado la mierda de persona que eres.
Mi garganta se apretó. Gastón me conoce de toda la vida y me estaba tratando como un desconocido.
Quizá fui un imbécil, pero éste imbécil intentaba proteger a Luna, no hacerla llorar.
—Tranquilo Gastón — Dijo Ramiro poniéndose de pie — Quizá Matteo esté diciendo la verdad. Sabemos que Ámbar es... Como es.
Me asombraba que Simón siendo el más cercano a Luna no se pusiera a gritarme lo hijo de puta e imbécil que había sido.
— Quizá fui un imbécil, pero realmente ella se ha convertido en lo más importante que tengo en éste campamento y lo sabes — Dije empujando a Gastón — Y me extraña que dudes de tu mejor amigo, de tu hermano, me conoces Gastón ¡Sabes que Ámbar está loca!
Gastón me miró y suspiró irritado.
─ Cálmate Matteo ─ gruñó Ramiro.
—¿Importante? — Dijo Simón sentado desde el suelo sarcásticamente, luego pausó el juego y se puso de pie — ¿A esto le llamas importante? — Su voz sonaba tranquila, pero sabía que sólo su voz lo era.
— Simón... —comenzó Gastón notando la cara que tenía nuestro amigo. Había dañado a su hermana pequeña.
— Eres un hijo de puta —me enfrentó. — ¡¿Quién mierda te crees?! Ella no te importa en lo absoluto. Admítelo. ¡Si ella fuera importante para ti hubieses ignorado a Ámbar y le debiste haber gritado en la puta cara que Luna es lo más importante que tienes! ¿O acaso piensas que Luna es estúpida? Estas aprovechándote de ella porque se encariñó contigo. Primero arruinas su vida quemándole sus cosas, luego pensé que lo habías arreglado ¿Y ahora esto? Realmente eres un imbécil.
Sus palabras me llegaron, bastante. Técnicamente todo era cierto, pero yo sólo pensaba en no alejarla de mí, nunca tuve las intenciones de dañarla.
Ramiro estaba de mi lado calmando la situación, Gastón estaba muy molesto, pero sabía que me creía, pero Simón me superó... Él no me cree en lo absoluto y si tiene la oportunidad de golpearme lo hará y lo entiendo. Si alguien dañara a una persona muy cercana a mí reaccionaría igual.
Suspiré irritado y salí de la cabaña a respirar un poco aire fresco.
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Hola, si se que esto se poniendo feo e interesante, ¿qué creen que pase? ¿sorprendidas por que actualicé seguido? esperen un ratito que les tengo otra sorpresa.
Las dejo y no olviden votar y comentar.
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Eres Mío! Imbécil |Lutteo|
Teen Fiction-Imbécil. -Insoportable. -Idiota. -Consentida. -¡Déjame en paz! -Admite que te encanta discutir conmigo. -Lo único que me encantaría relacionado contigo es que desparecieras. Luna y Matteo. ¿Por qué se odian? ¿Por qué se quieren? ¿Por qué no pue...