Capitulo 32

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Me acerqué a él.

— ¿Me estabas llamando? — Pregunté aún confundida, no había escuchado nada y aún me sentía estúpida en frente de él ya que no sabía si era cierto que me estaba llamando o sólo era otra de las bromas de Simón.

─ Sí ─ respondió serio, pero realmente no lo estaba.

Reí lanzándome encima de él, abrazándolo.

─ Lo lamento, no te había escuchado.

Él continuó abrazándome.

─ Bueno y... ¿Para qué? ─ pregunté separándome  de él.

Él entrelazó su mano junto a la mía y me hizo caminar ¿Estábamos caminando de la mano? ¿Como novios?

Caminamos alejándonos de todas las personas que se dirigían a sus cabañas, hasta que se detuvo.

─ ¿Qué sucede? ¿Por qué estamos aquí? ─ pregunté confundida.

— Sólo quiero estar contigo sin que nadie nos interrumpa — confesó soltándome las manos y acariciando mi rostro.

— ¿Por qué? — Mi voz sonó débil y mis ojos estaban perdidos en los suyos.

Matteo aclaró su garganta.

—Dime algo ¿Alguna vez imaginaste todo esto? ¿Alguna vez imaginaste besarme? ¿Abrazarme o dormir conmigo? ¿Tener sexo conmigo? — Su tono de voz era sincero y espontáneo, me sentía en casa. Como si jamás lo hubiese odiado, es más, como si siempre lo hubiese querido.

─ No ─ respondí ─ jamás lo había imaginado.

— ¿Te gusta lo que ves? — Preguntó refiriéndose a él.

Asentí confundida.

─ ¿Te gusta lo que soy?

Comenzaba a entender el tema poco a poco.

─ Sí,  ¿por qué me estás preguntando todo esto?

— Porque no sé qué diablos pasa por mi cabeza Luna, eres tú y soy... soy yo ¿Entiendes?

No entendía ni una mierda.

— Eres tan adictiva y hermosa — Confesó — Y cuando estás conmigo siento que somos sólo tú y yo y te vuelves la chica más completa y hermosa cuando estás junto a mí, así lo siento.

¿Se me estaba declarando?

— Y yo era una mierda de persona, pero al estar contigo mi mundo se ha puesto de cabeza, me siento una mejor persona estando a tu lado — bajó su voz — No estoy seguro de mis sentimientos, pero... Sólo quería decirte todo esto porque no quiero que te alejes de mí.

Mi boca se secó y mi corazón comenzó a latir con fuerza ¿Qué era esto? ¿Una cámara oculta?

No reaccioné a nada, ni siquiera a abrazarlo o decirle algo, estaba paralizada en frente de él con mis piernas tambaleándose, iba a caerme y él se lamentaría de haberme dicho esto.

— ¿Estás bien? — Preguntó acercando su rostro al mío.

— Matteo yo... — Aclaré mi garganta — No quiero alejarme de ti.

No tuvimos que decir nada más, sus labios tocaron los míos y sentí como mis pies se despegaron del suelo, me dejaba llevar por sus labios siguiéndole el ritmo. No entendía nada, pero sus besos eran míos y sus labios también. Nada podría haber sido más perfecto que ese momento.

Eres Mío! Imbécil |Lutteo|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora