Capitulo 21

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LUNA VALENTE

Seguí a Matteo como él lo dijo, atravesamos el patio central hasta llegar a la cancha enorme en donde jugaban fútbol americano, luego se detuvo frente al gran portón de la cancha, lo analizó unos segundos y la empujó, pero no consiguió nada.

─ ¿Qué tratas de hacer? ─ pregunté confundida.

─ ¿Entrar? ─ comentó sarcástico.

─ Es imposible, está cerrado y...

El sonido del portón me interrumpió, Matteo lo había abierto.

─ Pero...

─ Shhh... ─ susurró él dándome la mano ya arrastrándome hacia adentro.

─ Conozco esta cancha al revés y al derecho ─ me dijo sonriente.

Caminamos a través de la cancha hasta llegar al otro extremo quedando frente a un muro.

─ ¿Por qué estamos aquí? ─ Pregunté aún más confundida, ya que, si atravesábamos ese muro, pasábamos a un lugar que sólo tenía una reja para salir del campamento territorio prohibido.

─ Hay que saltar ese muro.

─ No ─ dije dando un paso atrás ─ nos expulsarán del campamento, estamos saliendo.

─ No saldremos ─ aseguró.

─ Aun así es arriesgado ─ dije aterrada.

Ya podía imaginar a mi madre gritándome porque me habían expulsado del campamento.

─ ¿Y? hay que arriesgarse ─ sonrió seguro.

Nos quedamos mirando en silencio, definitivamente no me iba a convencer, no quería arriesgarme para que luego me expulsaran del único lugar que me recibía en vacaciones de verano. No, no y No.


......


─ No puedo creer que me hayas convencido de esto ─ comenté seria.

Él estaba con sus dos manos juntas y yo puse mi pie en ellas, él me levantó con agilidad hasta que quedé sentada arriba de la muralla.

─ ¿Pretendes que salte? ─ pregunté mirando hacia abajo.

─ Sí ─ sonrió inocente.

─ Estás loco, no lo haré.

─ Entonces no te muevas de ahí.

Levantó sus manos mientras estaba en la punta de sus pies y con agilidad se subió a la muralla haciendo que los músculos de sus brazos se marcaran y su espalda se hiciera más grande de lo normal. Quedó sentado a mi lado en la muralla y luego saltó hacia el otro lado del muro como si hacerlo fuera lo más fácil del mundo.

─ No es muy alto, salta ─ me miró desde abajo.

Negué con la cabeza con una sonrisa. Él sonrió con una ceja levantada y estiró sus brazos.

─ Vamos, yo te atraparé.

─ No, estás loco. Me romperé una pierna.

─ Luna, no dejaré que caigas ─ aseguró.

─ No te creo, tú quieres matarme ─ entrecerré mis ojos.

─ Confía en mí ─ contestó estirando sus manos y tocando mis canillas.

Eres Mío! Imbécil |Lutteo|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora