Capitulo 16

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─ Yo también ─ respondí complicado.

─ Creo que finalmente soy más débil.

─ Así veo ─ sonreí ─ pero no se trata de eso. Sé que han sido dos días muy duros y lo único que hacemos es discutir y gritarnos. Quizás tu no estés acostumbrada a esto por la forma en como reaccionas cuando grito, pero sin culparte del todo, tienes que admitir que tanto como yo, tú también no estás ayudándome.

─ Losé ─ contestó dejando caer algunas lágrimas ─ es que me hiciste mucho daño.

¿Qué demonios fue lo que hice?

─ Nose a que te refieres ─ dije confundido.

─ No me gustaría contarte todo.

─ ¿Por qué?

─ Porque no es lindo

─ Sé que no, por eso me odias tanto.

Ella suspiró y luego bajó su mirada.

─ No quiero hablar de eso ─ trató de evitar el tema.

─ Jamás lo solucionaremos con esa actitud.

─ ¿De verdad crees que quiero arreglar algo contigo? ─ preguntó fría.

Está bien, ya era hora de que alguien cediera.

─ Sé que no ─ respondí tratando de parecer tranquilo ─ pero yo solo quiero saber eso.

─ ¿Por qué tienes tanto interés?

─ Quizás porque nunca nadie me había comparado con un perro con rabia ─ respondí sarcástico.

Ella sonrió con sus ojos llenos de lágrimas, pero sabía que su sonrisa había sido real y yo la había causado. Mi estómago se apretó, me hacía sentir bien verla sonreír.

─ Bueno es que ... ¿recuerdas la primera vez que te hablé?

Como no, si fui un idiota.

─ Sí.

─ La verdad es que cuando entré a éste campamento tú me gustabas ─ confesó con claridad e hizo que mi estómago se contrajera y no lo creía ¿Yo gustarle a ella? ¡Me compara hasta con Freddy!

─ El punto es que fuiste un imbécil desde ese día que intenté hablarte, fuiste engreído y me dejaste en vergüenza, desde ahí comencé a odiarte. Si te has dado cuenta yo soy muy competitiva y jodidamente vengativa. Bueno, pasaron los días hasta que bote tu ropa, tu pelo quedo azul...

Sonreí al recordar esa escena en medio del comedor.

─ Y bueno ─ continuó ─ seguimos tratando de hacer nuestras vidas miserables hasta que ganaste... ─ sonrió con dolor ─ quemaste mis cosas.

─ ¿De verdad tanto te molestó que quemara tus cosas?

─ No tan sólo me molestó ─ respondió sincera ─ me hirvió la sangre, quería matarte a golpes Matteo. Si en esas cosas sólo hubiese estado mi ropa, quizás ese maldito juego no hubiese acabado ahí, pero... ─ suspiró con pesadez y rabia, realmente no entendía nada ─ había cuadernos con fotos de mi familia, todos juntos... Fotos de mi hermano y yo. Había dibujos de ambos pegados ahí y lo que más me dolió es que había una carta escrita por él antes de que desapareciera, era lo único más cercano a mí, esa carta era mi reliquia, no sé si lo entiendes ─ confesó con sus ojos empañados ─ mi familia se destruyó después de que falleció mi hermano y esos cuadernos me hacían revivir lo feliz que éramos los cuatro, pero de un momento a otro ya no tenía nada porque un idiota lo había quemado todo.

Eres Mío! Imbécil |Lutteo|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora