Capitulo 11

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*Antes que todo quiero decir que en este capítulo se viene una conversación Lutteo, pero no tan linda como se la esperan. Ustedes saben este par de boludos siempre pelean*

Matteo sonrió de medio lado mirando a Alfred.

─ Está bien Luna, puedes volver a tu cabaña y desde ahora te tendré en las bancas para que defiendas a los demás ─ Bromeó Alfred.

Reí mirándolo y me puse de pie.

Salí de la oficina y caminé por un pasillo lleno de casilleros, había una puerta abierta, todos estaban cambiándose de ropa y lo único que hice fue caminar rápido.

─ ¡Ídola! ─ me gritaron desde adentro.

Solté una sonora carcajada.

Subí por una escalera y salí al patio central.

MATTEO BALSANO

─ Intenta no hacerla enojar ─ me dijo Alfred sonriendo.

─ Nos odiamos ─ contesté de inmediato.

─ Pero te defendió o quizás que más hubiese hecho ese chico contigo.

─ Pero Alfred ¡Está loca! ¡Le quemó el casco! ─ lo miré.

─ ¿Y? ─ se encogió de hombros.

─ ¿Y qué pasa si tu no hubieses llegado a tiempo y ese idiota le hace algo? ¡Alfred yo estaba en el suelo! ─ Espeté enojado.

─ ¿No qué la odias?

─ Sí, la odio.

─ Entonces ¿qué te preocupa? ─ me mira divertido.

─ No se... ─ respondí bajando la voz.

Él soltó una carcajada.

─ Está bien idiota, hoy fue un gran juego, sigue así ─ dijo en tono burlón.

Me puse de pie y corrí en busca de Luna para hablarle, por suerte la encontré al subir la escalera.

─ ¡Luna! Espera... ─ La llamé acercándome y haciendo que se detuviera. Ella volteó a mirarme.

─ ¿Qué? ─ respondió indiferente.

Tan bonita y tan antipática.

─ ¿Por qué hiciste todo eso?

─ Porque soy una buena persona ─ respondió sonriendo irónica.

─ Estoy hablando enserio ─ la miré.

─ Yo también ─ me dijo.

─ Sabes que no fue solo por eso.

─ Ese chico iba a matarte ─ fijó su mirada en la mía poniendo una mano en su cadera.

─ ¿Y? Tú me odias ¿no es mejor verme muerto?

─ Por eso te digo, lo hice de buena persona ─ respondió fría.

─ Bueno, no lo vuelvas a hacer ─ dije irritado, ese tono frío y seco me sacaba de quicio.

─ No lo volvería a hacer de todas maneras ─ le restó importancia.

─ No necesito tu ayuda, ni que me defiendas.

Ella entrecerró los ojos.

─ Deberías darme las gracias ─ se molestó.

─ ¿Las gracias? Tenía todo bajo control.

─ Claro, desde el suelo como no ─ rió irónica.

Eres Mío! Imbécil |Lutteo|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora