Siempre pienso en ti [Axel Blaze]

Extra 1

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Hacer el menor ruido posible.

Esa era la intención de aquel hombre rubio que bajaba por las escaleras. Con pasos delicados oyendo el sutil ruido que salía de la cocina.

Se acercó lentamente y se escondió en la esquina para poder ver aquella hermosa vista.

Justo en la cocina se encontraba de espaldas a él una fémina concentrada en lo que estaba haciendo. Observó su largo cabello rubio que descendía hasta su cintura. Se negaba a cortarlo y él la apoyaba en ello, le encantaba.

Se giró con un par de tomates en mano y comenzó a cortarlos en la isla.

Intentaba cortarlos perfectamente siendo ajena al intruso en la cocina.

-¿Por qué no me haces caso? - preguntó ella mirando el cuchillo. - No me falles ahora..

La risa iba a invadirle, pero se contuvo para no delatarse y se centró viendo lo preciosa que era incluso haciendo sus locuras.

Llevaba puesta su camiseta de la selección Japonesa como pijama y sin necesidad de verla supo que estaría descalza. Su piel bronceada le daba el toque playero que ella siempre tenía. Todas esas horas al sol cabalgando las olas hacían que el color de su piel fuera precioso.

Se enamoró de ella desde el primer momento en que la vio. Cuando sus ojos toparon los suyos supo que la amaría eternamente. ¿Quién podía culparlo? A sus ojos ella era perfecta, con sus defectos y todo.

Era capaz de dar su vida por ella sin pensárselo, y sus sonrisas le alegraban hasta en el momento más deprimente.

Y sus lagrimas... Ay, con sus lágrimas... Se veía capaz de matar a quién las provocase.

Odiaba con toda su alma verla triste, era como ver el oro oxidado... Como si de pronto todo el día se oscureciera..

Ella alzó la vista del plato para toparse con su mirada antes de que él pudiera esconderse.

-¡No! - se quejó. - Me fastidiaste la sorpresa..

-Lo siento, nena... - salió el famoso jugador de fuego de su escondite. - No me pude resistir.

-Llevo planeando esto desde hace tiempo. - murmuró haciendo un puchero y cruzándose de brazos.

Estaba indignada. Cada vez que intentaba hacer una sorpresa la acababan pillando. ¿Acaso no lo conseguiría nunca?

-Amor, no hagas eso. Si quieres me vuelvo a la cama y hago como si no hubiera visto nada. - intentó solucionarlo, sin embargo su sonrisa no ayudaba.

-¿A que esperas, jugador de fuego? - inquirió. - A la cama. - con cuchillo en mano señaló el camino hacia las escaleras.

-¿Qué estáis haciendo?

A la pelicrema le iba a dar un infarto.

En ese momento tenia ganas subir hasta el piso más alto solo para tirarse de la ventana, ya que la cocina se encontraba en la planta baja.