CAPÍTULO 5

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~GAJES DEL OFICIO~


Febrero 2014

Amelia Ferrer

Estoy almorzando con Rosa y Renzo, grandes amigos y colegas pediatras, cuando suena mi alarma y mi celular. Inmediatamente atiendo por el mal presentimiento que tengo.

—Ame... código azul... Gustavo —se escuchan movimientos y lo peor "no reacciona" —, Amelia corre, es urgente.

Me levanto rápidamente, Rosa me mira asustada. —Código azul.

No espero sus respuestas y salgo corriendo. Siento sus pasos detrás de mí. Mi objetivo es llegar rápido.

¡Ah! ¡maldito ascensor!

Corro hacia la puerta que me lleva a las escaleras de emergencia, subo rápidamente. La adrenalina corre por mis venas, pareciera que estoy lejos de llegar.

Joder ¿Por qué no hay una cafetería en el área de pediatría? ¡¿Por qué?!

Es en estos momentos dónde odio a la Clínica Central con todo mi ser.

La puerta no abre, la pateo con ahínco, sigo insistiendo hasta que escucho sus pasos a pocos centímetros de mí.

—¡Amelia, cálmate! —escucho a Renzo gritar, no me detengo hasta que él toma mi pie —, déjame a mí.

Me apoyo en la pared, lo veo tirar con fuerza la puerta, no cede. Golpea la puerta y esta se abre.

—Estaba trabada —dice.

Se me cruza en el camino mi colega Peralta y me dirige hacia la habitación de Gustavo.

—Estaba con la madre y se cayó, no sabemos qué pasó, los otros niños cuentan que la madre estaba ayudándole a pararse y se descuidó por atender una llamada.

Llegamos, veo la cara de tres de mis colegas, a Ronda llorando. Ordeno que la tranquilicen. Ronda había perdido a su hijo porque se cayó del piso siete de su departamento; siempre que suceden estos casos, mi amiga se quiebra.

—Logramos estabilizarlo, necesita cirugía y rápido —me dice Daniel.

Gustavo es un niño de mi unidad, llegó hoy, muy temprano convulsionando y con moretones, se había caído de una mesa al intentar imitar a un superhéroe. Tan solo tiene cinco años.

¿Cómo paso eso? ¿Quién lo cuidaba? ¿Por qué hizo eso?

Les pido a mis colegas que salgan, Ronda se queda adentro.

—Empezó a sangrar por la nariz y a quejarse de fuerte dolor de cabeza, luego entro en paro —dice Trina, una enfermera. Como siempre, eficiente.

—Los exámenes... las placas que se mandó a hacerle.

—Alto azúcar en la sangre, fisura en el cráneo y coágulos, muchos en sí. —Peralta ojea los documentos en sus manos.

Renzo me tiende un documento. —Necesita tu autorización para la cirugía, ya hicieron firmar a la madre.

En esta clínica tienen una ley entre todos, si es de tu unidad y eres el médico, tú haces la cirugía.

—Debió reventar para que sangre —habla Trina.

—Si se cayó de la mesa, porque tiene varios coágulos en la cabeza y... —sigo hojeando los exámenes.

—¿Cayó de cabeza? —se cuestiona Peralta.

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